A finales de 2019, WhatsApp reconoció que alrededor de 1,400 de sus usuarios habían sido víctimas de espionaje gracias a un malware creado por la empresa israelí NSO Group.
Aunque se trató de un ataque “altamente sofisticado”, los intentos de los delincuentes por “cubrir sus huellas no fueron del todo exitosos”, señaló en aquella oportunidad a través de The Washington Post el máximo ejecutivo de la filial de Facebook, Will Cathcart.
La empresa también calificó como “patrón inquietante” el hecho de que la acción criminal apuntara a un centenar de defensores de los derechos humanos, periodistas y otros miembros de la sociedad civil de todo el mundo.
Si bien WhatsApp no dio nombres en aquella ocasión, Forbes descubrió que las víctimas pertenecían a al menos 20 países, como México y Emiratos Árabes Unidos.
Posteriormente, la prensa informó que políticos que apoyaron la independencia de Cataluña, activistas de Ruanda y periodistas de India y Marruecos estaban entre los afectados.
Ahora, el periódico británico The Guardian ha informado que miembros de la iglesia católica también fueron objeto del espionaje, en el primer caso que afecta a la institución con sede en Roma.
Una investigación conjunta con Le Monde determinó que el obispo católico togolés Benoît Alowonou, así como otros cinco opositores al gobierno local, fueron alertados del incidente por la propia empresa de mensajería instantánea.
“Investigadores del Citizen Lab en la Escuela Munk de la Universidad de Toronto, que rastrea de cerca el uso de spyware comercial y ayudó a WhatsApp cuando se descubrió la vulnerabilidad de 2019, confirmaron que al menos seis personas en Togo fueron atacadas”, añadió la versión.
Además de Alowonou, los objetivos de NSO Group fueron un sacerdote llamado Pierre Chanel Affognon, el político disidente Raymond Houndjo y Elliott Ohin, un exministro partidario de la oposición.
Según The Guardian, “aunque se ignora quién perpetró los ataques, algunas de las víctimas dijeron creer que el gobierno de Togo probablemente había estado detrás de los esfuerzos de vigilancia. Un informe de Citizen Lab de 2018 dijo que Togo era uno de los cinco países africanos donde estaba activo un posible operador de la tecnología de NSO Group”.
El medio indicó que “los activistas en favor de la democracia en Togo han alegado que sus esfuerzos por organizarse se han visto obstaculizados por una presunta vigilancia de las autoridades togolesas”.