“Me he llevado un susto de muerte al ver que soy positivo, eso quiere decir que el virus me está intentando atacar y ahora falta ver que la vacuna empiece a actuar y pueda acabar con el virus antes de que me entre en la sangre”.
Así de claro fue el testimonio que publicó en Twitter el enfermero español Joan Pons, quien fue inoculado en junio con la vacuna de Oxford, pero que la primera semana de octubre dio positivo.
De acuerdo con el sitio ruso Sputnik News, un día Joan Pons se levantó con congestión nasal y dolor de cabeza. Llamó a los investigadores de Oxford para comunicarle los síntomas, y desde Inglaterra le recomendaron realizarse un test PCR, esperar los resultados del examen en casa y luego desplazarse inmediatamente al hospital para realizarse más pruebas.
En un video que publicó en la misma red social, Pons se muestra optimista y aclara que el positivo podría tomarse incluso como una buena noticia.
???? Perdido en mi habitación sin saber que hacer ????
Espero que la vacuna me ayude a ganar la batalla al #COVID19.
De momento me encuentro bien. ???????? pic.twitter.com/0S1zkfFfiE— #HelloMyNameIsJoan ???? (@RoaringNurse) October 8, 2020
“La vacuna no me protege de que el virus entre, sino que me protege de que el virus pueda pasar de mi pulmón a mi sangre”, señala el voluntario en el video.
Aclara que en las pruebas de tercera fase de la vacuna se observa si el número de anticuerpos es suficiente para detener el virus. Y que se deben responder tres preguntas: ¿es segura?, ¿es eficaz? y ¿produce una respuesta inmunitaria suficiente?
Si esas interrogantes son respondidas satisfactoriamente, la Agencia Europea del Medicamento podría autorizar su comercialización.
“No quiere decir que por llevar la vacuna el virus no me pueda atacar, porque como ser humano respiro aire y el virus está ahí. Lo que hace la vacuna es que no pueda desarrollar una enfermedad grave y que como mucho tenga síntomas leves”, explica.