Luego de dos meses de pruebas en humanos, Rusia se ha convertido en el primer país del mundo en otorgar aprobación regulatoria a una vacuna contra el COVID-19, según el presidente Vladimir Putin.
La fórmula elaborada por el Instituto Gamaleya de Moscú, de acuerdo con el gobernante, “funciona con bastante eficacia, genera una fuerte inmunidad y ha pasado todos los controles necesarios».
De momento, la vacuna está en la etapa final de las pruebas clínicas, que buscan certificar su seguridad y eficacia, informó Reuters.
Tras la venia del Ministerio de Salud, se prevé que el desarrollo pase a la fase III, que implica la inoculación de miles de voluntarios.
“Tales ensayos, que requieren una cierta tasa de participantes que contraen el virus para observar el efecto de la vacuna, normalmente se consideran precursores para que una fórmula reciba la aprobación regulatoria”, planteó el mismo medio.
Durante una cita con autoridades emitida por la televisión estatal, Putin aseguró que el antídoto fue administrado a una de sus hijas, quien «ha participado del experimento» y recibió dos dosis, complementó Sky News.
Sin especificar si se trataba de María o Katerina, indicó que la mujer tuvo 38 grados de temperatura el día de la primera vacuna, pero que bajó a poco más de 37 al día siguiente. También tuvo un ligero aumento después de la segunda dosis, pero ahora «se siente bien y tiene una gran cantidad de anticuerpos».
“Se espera que la producción a gran escala de la vacuna comience en septiembre y la vacunación masiva se inicie en octubre”, añadió el medio, no obstante la prontitud genera dudas entre la comunidad internacional.
Citado por Sky News, el profesor Peter Kremsner, del Hospital Universitario de Tubinga (Alemania), recordó que «normalmente, es necesario realizar la prueba a un gran número de personas antes de aprobar una vacuna».