Se ha comprobado que el uso de mascarillas es una de las maneras más eficaces de evitar los contagios por coronavirus.
Conscientes de esto, un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha diseñado una mascarilla que inactiva al virus utilizando calor.
Los investigadores esperan desarrollar esta mascarilla incorporando una malla de cobre calentada que funciona con una batería y está rodeada de neopreno aislante.
Así, a medida que la persona que porta la mascarilla respira, el aire fluye a través de esta malla y las partículas virales en el aire se ralentizan e inactivan debido a este dispositivo y las altas temperaturas.
Se espera que esta mascarilla sea de gran utilidad para los profesionales de la salud o el público general, especialmente cuando no se pueda respetar la distancia social.
«Este es un concepto de mascarilla completamente nuevo en el sentido de que no bloquea principalmente el virus. De hecho, permite que el virus atraviese la mascarilla, pero lo ralentiza y lo inactiva», explica Michael Strano, profesor de ingeniería química de Carbon P. Dubbs en el MIT y autor del trabajo.
Así funciona
Los autores determinaron el rango de temperatura óptimo para que la mascarilla pudiera inactivar térmicamente las partículas del coronavirus.
Concluyeron que una temperatura alrededor de 90 grados centígrados puede reducir la concentración viral en el aire entre un factor de mil y un millón, dependiendo del tamaño de la mascarilla.
Este innovador diseño se encuentra patentado y los autores han comenzado a construir los primeros prototipos de la mascarilla.
Si se llegara a comercializar, costaría más cara que las tradicionales mascarillas de tela o la N95, ya que necesitaría de una batería para poder funcionar.
De todas formas, los encargados aseguran que su precio valdrá la pena.
«La perspectiva de poder respirar aire médicamente estéril y exhalar aire médicamente estéril, protegiendo a las personas que te rodean y protegiéndote a ti mismo, es solo el siguiente paso», explican.