Un importante estudio realizado en Islandia ha entregado una luz de esperanzas respecto de la producción de vacunas, ya que indica que los anticuerpos podrían ser más duraderos de lo que se pensaba inicialmente.
La investigación fue realizada por deCODE Genetics, con sede en Reykjavik, una subsidiaria de la empresa estadounidense de biotecnología Amgen.
Los científicos utilizaron dos tipos diferentes de pruebas de coronavirus: el tipo de hisopos nasales u otras muestras que detectan partes del virus y las pruebas que miden los anticuerpos en la sangre. Se analizaron muestras de sangre de 30,576 personas utilizando varios métodos e incluyeron una variedad de personas, desde aquellas sin síntomas hasta personas hospitalizadas con signos de COVID-19.
En un subgrupo que dio positivo, las pruebas adicionales encontraron que los anticuerpos aumentaron durante dos meses después de que se diagnosticara inicialmente la infección y luego se estabilizaron y permanecieron estables durante cuatro meses.
«Si una vacuna puede estimular la producción de anticuerpos de larga duración como parece hacer una infección natural, da esperanzas de que «la inmunidad a este virus impredecible y altamente contagioso no sea fugaz», escribieron científicos de la Universidad de Harvard y los Institutos Nacionales de Salud de EEUU un comentario publicado con el estudio en el New England Journal of Medicine», recoge la agencia AP.
Derek Angus, jefe de cuidados críticos del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, comentó que es auspicioso que los anticuerpos naturales no desaparecen rápidamente, ya que “será alentador para las personas que trabajan en vacunas”.
Otras conclusiones del estudio islandés:
- Las pruebas a través del método de trozos de virus que se realiza comúnmente en entornos comunitarios no detectaron a casi la mitad de las personas que se descubrió que tenían el virus mediante pruebas de anticuerpos en sangre.
- Casi un tercio de las infecciones se produjeron en personas que no informaron síntomas.
- Casi el 1% de la población de Islandia se infectó en esta primera ola de la pandemia, lo que significa que el 99% restante sigue siendo vulnerable al virus.
- La tasa de letalidad por infección fue del 0,3%. Eso es aproximadamente tres veces la tasa de mortalidad de la gripe estacional.