Su nombre es Isaac Ben-Israel y desarrolló un estudio bastante controvertido en su rol de presidente de la Agencia Espacial Israelí y del Consejo Nacional de Investigación y Desarrollo.
En esta investigación sostiene que el COVID-19 decrece hasta casi desaparecer en su propagación a los 70 días desde su llegada, sin importar las medidas sanitarias, sociales y de contención que hagan las autoridades de los países afectados.
El estudio que fue publicado el 16 de abril, toma en cuenta las ocho primeras semanas de contagio en Israel y además hace paralelismos con otros países. El principal objetivo era determinar si los casos de coronavirus aumentaban exponencialmente con el paso de los días.
Según la investigación de Ben-Israel, los contagios en su país llegaron a un peak en el día 41 (700 casos) y luego comenzaron a bajar. «El número de nuevos infectados por día no aumenta a un ritmo constante, y por lo tanto el crecimiento no es exponencial», sostuvo.
El presidente del Consejo nacional israelí de Investigación y Desarrollo agregó que, “otra forma de ver el descenso de la enfermedad es observar las nuevas infecciones diarias en relación con el número total de infecciones, es decir, el porcentaje de nuevas infecciones por día. En las primeras cuatro o cinco semanas desde que se descubrió la enfermedad en Israel, hubo efectivamente un aumento exponencial de las infecciones, pero desde entonces ha comenzado a moderarse”.
Este científico aprovecha de cuestionar las medidas tomadas por los gobiernos centrales de cada país afectado.
“Algunos pueden afirmar que la disminución del número de pacientes diarios es el resultado del estricto bloqueo impuesto por el gobierno y las autoridades sanitarias. El examen de los datos de diferentes países del mundo pone un fuerte signo de interrogación sobre esa afirmación (…) Resulta que el fenómeno es similar en todos los países en los que se descubrió la enfermedad, independientemente de sus políticas de respuesta: algunos impusieron un bloqueo severo e inmediato que incluía no sólo el ‘distanciamiento social’ y la prohibición del hacinamiento, sino también de la economía, como Israel; algunos ‘ignoraron’ la infección y llevaron una vida casi normal (como Taiwán, Corea del Sur o Suecia), y algunos adoptaron inicialmente una política indulgente pero pronto aplicaron un cierre completo (como Italia o el estado de Nueva York”.
Por eso su reflexión final es bastante potente, ya que afirma que, «¿Ha continuado el coronavirus propagándose exponencialmente?”. “La respuesta es negativa. La propagación del virus comienza a un ritmo exponencial, sin embargo, continúa moderándose y finalmente se desvanece después de ocho semanas más o menos desde su aparición”.