¿Quién dice la verdad en las redes sociales? ¿Existe, de hecho, una verdad absoluta? Los problemas derivados de las conocidas como fake news que han ido prodigándose por la red hasta amenazar y, posiblemente desvirtuar, procesos electorales, han motivado que algunas plataformas, como Twitter, tomen cartas en el asunto. La red social de Jack Dorsey ha ido un paso más allá, etiquetando con el sello “engañoso” (fact check) aquellos mensajes difundidos en Twitter cuyo contenido se había demostrado como falso.
El equipo de Dorsey no ha dudado en etiquetar como falsos algunos mensajes de Donald Trump, provocando la ira del presidente y la posterior amenaza de cierre o censura de la plataforma. La orden ejecutiva del gobernante persigue, según sus propios argumentos, la defensa de la libertad de expresión de los ciudadanos estadounidenses. Para el mandatario, Twitter está ejerciendo de gran censor sobre el contenido que se publica en su plataforma. ¿Es esto lo más seguro y justo?
Dueños y señores de la verdad
Si este debate se disputara en un ring, veríamos a Twitter, que anuncia la puesta en marcha de las mencionadas etiquetas bajo el argumento de defender su política “de integridad civil”, en especial en los procesos electorales. En la esquina opuesta del cuadrilátero, encontraríamos a Donald Trump argumentando exactamente lo mismo, en su caso con la constitución en la mano y en defensa de la libertad de expresión. ¿Quién es dueño de la verdad, la plataforma o el orador?
La idea de Twitter no parece, a priori, mala: se trata de permitir la publicación de mensajes que puedan tener alguna influencia en un proceso electoral, pero advirtiendo al lector que su contenido no es veraz. En este caso, la plataforma se erige como administradora de justicia en un momento determinado y sobre un tema en concreto sobre el que podría no existir una verdad absoluta. La política se mueve en ocasiones en un patrón de grises en el que se encuentra el votante indeciso que puede desequilibrar la balanza.
La argumentación del presidente parece sólida también y es de trazo más grueso: quién puede discutir la libertad de expresión en una nación cuyos cimientos se basan precisamente en este principio… El mandatario no ha dudado en utilizar la munición pesada de su cargo acusando a la plataforma de haber interferido en los resultados de las elecciones presidenciales y de alguna forma haber permitido que se “silencie” la voz de parte de la opinión pública.
Zuck interviene y critica la medida de Twitter
Algunos argumentan, no sin razón, que Twitter es una empresa privada y puede hacer lo que quiera dentro de su casa: a quien no le parezca bien, puede cerrar su cuenta y emplear otra plataforma. La cuestión es el gran poder de influencia que han adquirido las redes sociales a lo largo de los años, que puede llegar a determinar el ganador en un proceso electoral o incluso en un referendo, tal y como se sospecha que sucedió con el Brexit.
En medio de la tormenta, Mark Zuckerberg ha decidido mojarse y opinar al respecto: al fundador de Facebook no le tiembla la voz al criticar abiertamente la medida adoptada por Twitter. En unas declaraciones efectuadas a Fox News, Zuck ha argumentado que las plataformas no deberían erigirse como “árbitros de la verdad” y, por si quedaban dudas de las alusiones, que “tenemos una visión distinta a la de Twitter en esto”.
El creador de Facebook tiene, asimismo, su parte de razón al expresar que “una empresa privada” no debería tomar parte en la determinación de la veracidad o falsedad de un mensaje. Como recordarás, Facebook ha sido duramente criticada por su delación ante la publicación de noticias falsas en su plataforma. Pero espera, porque esta batalla a tres bandas no ha hecho sino dar comienzo como veremos a continuación.
Dorsey se reafirma: Twitter multiplica su etiquetado
No parece que haya asustado mucho la abierta amenaza de Donald Trump a Jack Dorsey. Lejos de amilanarse, su compañía ha multiplicado la aplicación de etiquetas ante contenido dudoso o falso.. Por si quedaba alguna duda al respecto, el propio Dorsey empleó su cuenta de Twitter para advertir que no van a dar un solo paso atrás: “Continuaremos marcando como incorrecta o controvertida la información que lo sea”.
Pero Dorsey, enfant terrible por excelencia en Silicon Valley, también guardaba munición pesada para la interpelación de Mark Zuckerberg al afirmar que el etiquetado “no nos convierte en árbitros de la verdad”, en alusión al término expresado por el fundador de Facebook.
¿Qué pasará a continuación? Posiblemente nada. Twitter seguirá con su política de etiquetado y el resto de los contendientes en sus posiciones, pero este enfrentamiento ha abierto un interesante debate: ¿quién es el poseedor de la verdad en internet?