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El Hubble aclara la desaparición de la estrella Betelguese

A principios de 2020, astrónomos de todo el mundo, entre amateurs y profesionales, apuntaron sus telescopios hacia la constelación de Orión. Miraban la gigante estrella roja Betelguese que esperaba una oportunidad única: la de verla convertirse en una supernova, en términos comunes, verla explotar hasta desaparecer. Los astrónomos no captaron el esperado momento, pero Betelguese regaló un enigma: súbitamente se desvaneció solo para reaparecer al cabo de unas semanas.

Una fotografía de la superestrella roja Betelguese en la constelación de Orión
Imagen utilizada con permiso del titular de los derechos de autor

Ese misterio ha sido resuelto por un equipo de astrofísicos de la Universidad de Minnesota, quienes explican en un artículo publicado en The Astronomical Journal qué fue lo que sucedió con aquella estrella gigante.

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Según los expertos, el desvanecimiento de Betelguese se debió a una pérdida de masa a través de la expulsión de material que formó una capa gaseosa alrededor de la estrella. Aunque en proporciones astronómicas, lo que ocurrió fue como si Betelguese se hubiera perdido entre una densa capa de humo cósmico.

Los investigadores de la Universidad de Minnesota llegaron a esa conclusión al observar con el telescopio espacial Hubble una estrella vecina a Betelguese, la supermasiva VY Canis Majoris, unas 300,000 veces más grande que nuestro Sol y que se ubica en la constelación de Can Mayor.

“En VY Canis Majoris vimos algo similar a lo que ocurrió con Betelguese, pero a una escala mucho mayor: expulsiones masivas de material que corresponden a un desvanecimiento muy profundo, probablemente relacionado al polvo que bloquea temporalmente la luz de la estrella”, señaló la astrofísica Roberta Humphreys, una de las autoras del estudio.

Las observaciones realizadas sobre este astro contribuyen al entendimiento del ciclo de vida de las estrellas gigantes rojas. Humphreys apunta a que la pérdida de masa podría estar relacionada a un ciclo de actividad muy intenso sobre la capa externa que podría durar apenas unos miles de años, antes de que la estrella se estabilice normalizando su brillo.

“Esto es probablemente más común en las estrellas gigantes rojas de lo que pensábamos y VY Canis Majoris sería un ejemplo extremo, incluso podría ser el mecanismo principal que provoca la pérdida de masa”, remata la astrofísica.

Allan Vélez
Allan Vélez es un periodista mexicano especializado en tecnología. Inició su carrera en 2013 en La Revista Oficial de…
Gran descubrimiento: el exoplaneta que orbita estrella de Barnard
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A solo seis años luz de la Tierra, la estrella de Barnard está cerca y ha sido durante mucho tiempo de interés para los investigadores que buscan exoplanetas cercanos. Pero como un tipo de estrella pequeña y tenue llamada enana roja, nadie ha descubierto un exoplaneta aquí antes, aunque se encontraron indicios en 2018 de que tal planeta podría existir.

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Una nueva y magnífica imagen del telescopio espacial James Webb muestra una bulliciosa región de formación estelar en el lejano borde de la Vía Láctea. Llamada, dramáticamente, la Galaxia Exterior Extrema, esta región se encuentra a 58.000 años luz de distancia del centro de la galaxia, que es más del doble de la distancia del centro que la Tierra.

Los científicos pudieron utilizar los instrumentos NIRCam (Cámara de Infrarrojo Cercano) y MIRI (Instrumento de Infrarrojo Medio) de Webb para capturar la región con gran detalle, mostrando nubes moleculares llamadas Nubes de Digel 1 y 2 que contienen cúmulos de hidrógeno, lo que permite la formación de nuevas estrellas.
El telescopio espacial James Webb de la NASA/ESA/CSA ha observado las afueras de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Conocida como la Galaxia Exterior Extrema, esta región se encuentra a más de 58.000 años luz del centro galáctico. NASA, ESA, CSA, STScI, M. Ressler (NASA-JPL)
"En el pasado, sabíamos sobre estas regiones de formación estelar, pero no podíamos profundizar en sus propiedades", dijo la investigadora principal, Natsuko Izumi, de la Universidad de Gifu, en un comunicado. "Los datos de Webb se basan en lo que hemos recopilado gradualmente a lo largo de los años a partir de observaciones anteriores con diferentes telescopios y observatorios. Podemos obtener imágenes muy potentes e impresionantes de estas nubes con Webb. En el caso de Digel Cloud 2, no esperaba ver una formación de estrellas tan activa y chorros espectaculares".

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Avance cuántico logrado en el lugar más frío de la estación espacial
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Escondido en un rincón de la Estación Espacial Internacional hay una instalación muy interesante: el Laboratorio de Átomos Fríos, donde los átomos se pueden enfriar hasta menos 459 grados Fahrenheit (menos 273 grados Celsius). Casi en el cero absoluto, los átomos casi dejan de vibrar y pueden alcanzar un estado llamado condensado de Bose-Einstein. Esto permite a los investigadores probar teorías sobre los átomos y sus interacciones, y ahora, pueden usar estos átomos ultrafríos para detectar cambios en su entorno circundante.

La investigación emplea una herramienta cuántica llamada interferómetro atómico, que utiliza átomos para medir fuerzas como la gravedad. Si bien estas herramientas también existen en la Tierra, en la superficie del planeta, hay que lidiar con la gravedad de la Tierra, lo que hace que los instrumentos sean menos sensibles. En el entorno de microgravedad del espacio, los átomos se pueden medir durante más tiempo de una manera mucho más precisa, y los investigadores pudieron usar el instrumento para detectar las vibraciones de la estación espacial.

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