La ciberseguridad es una de las principales preocupaciones de las autoridades en varios países, sobre todo si se tiene en cuenta la posibilidad de que sus sistemas informáticos sean víctimas de un ataque.
A raíz de la pandemia de coronavirus este tipo de eventos se han multiplicado, pues en ocasiones han tenido como objetivo los registros médicos de los pacientes internados por esta enfermedad en varios recintos sanitarios.
No obstante, a mediados de la década de los noventa el tema de los ciberdelincuentes no era tan popular. Por lo mismo, el estreno de la película Hackers, el 15 de septiembre de 1995, ofreció una primera mirada a este mundo desde el ámbito cultural.
La cinta fue dirigida por Iain Softley y entre su reparto contaba con Angelina Jolie, Jonny Lee Miller y Matthew Lillard.
Influencias
El guion, escrito por Rafael Moreu, presenta una marcada influencia de las subculturas hacker y cyberpunk. También ofrece una especie de homenaje a 1984, libro escrito por George Orwell, mediante el personaje Emmanuel Goldstein.
Se presume que la intención del guionista era mostrar que los eventos narrados en la obra de Orwell siguen presentes en la sociedad actual.
La película muestra a Dade Murphy, quien en 1988 provocó la caída de 1,507 sistemas en Wall Street, lo que lo transformó en una suerte de leyenda entre los hackers.
Debido a esto, las autoridades le prohibieron acercarse a una computadora o teléfono hasta que cumpliera 18 años.
Cuando esto ocurre, Murphy ya está en la universidad y vive en Nueva York, donde conoce a sus compañeros hackers. Ellos se verán involucrados en una estafa empresarial y llegarán a ser perseguidos por el FBI.
Por supuesto, con una marcada preocupación por la estética, los personajes que aparecen en la cinta se alejan de los hackers de la vida real.
De hecho, una de las principales críticas señalaba que todo lo relacionado con la informática que aparecía en la película debería ser tomado tan en serio como la arqueología en la saga Indiana Jones.
Así, con el paso del tiempo, Hackers se ha vuelto un práctico ejercicio que permite conocer cuál era la visión que se tenía sobre los hackers a mediados de los años noventa.