Son los culpables de todos los males de los tiempos modernos para muchos. Desde las sugerencias que recibes en Netflix o Spotify, los artículos que ves en redes sociales o las personas que te podría interesar conocer. Todo es obra y gracia de los algoritmos. Pero, ¿sabes qué son los algoritmos y cómo funcionan en la práctica? Te lo explicamos.
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Los algoritmos también han estado en el centro de la polémica por las acciones desplegadas por redes sociales como Facebook o Instagram: mientras la primera fue acusada de promover e incitar la ira entre sus usuarios, a la segunda se le culpó de estimular el daño entre adolescentes.
Qué son los algoritmos
Todos usamos algoritmos para resolver problemas cotidianos. Por ejemplo, cuando recibes una instrucción de tu jefe, defines un orden de los elementos necesarios para ejecutar y cumplir con la tarea encomendada, así como cuando sigues las guías de armado de mueble de Ikea o un algoritmo estándar de multiplicación, que te indica el orden en que debes calcular el producto de dígitos complejos.
Pero ¿qué son los algoritmos? En matemáticas, lógica o computación, un algoritmo es un conjunto finito de instrucciones o reglas que se ejecutan de forma ordenada y que están orientadas a resolver un problema o realizar alguna actividad en particular.
En informática, el algoritmo es el encargado definir una secuencia lógica que guía a las computadoras para que puedan completar una tarea o manejar un dato en particular: desde el estado inicial, pasando por pasos consecutivos, hasta la solución o resultado final.
Cómo funciona un algoritmo informático
El proceso de funcionamiento de un algoritmo informático es similar a un diagrama de flujo y, en términos generales, consta de tres etapas:
- Entrada/input: el primer paso para poner en marcha un algoritmo es la entrada de información (input), que es estímulo que necesita una computadora para tomar decisiones.
- Proceso: el segundo paso es la etapa de procesamiento, según las instrucciones del algoritmo. Es el corazón del algoritmo y puede incluir cálculos que implican aritmética, repetición de acciones y toma de decisiones.
- Salida/output: el último paso es la respuesta, que la mayoría de las veces se traduce en más datos.
Por ejemplo, cuando decides qué ropa usar, uno de los elementos clave a considerar es el clima, lo que puede dar como resultado “necesito prendas para lluvia” o “necesito prendas para un día soleado”. Pero esta entrada de información es sometida a un proceso más complejo por parte de nuestro algoritmo interno, como cuánto durará la lluvia o cuánto calor hará en realidad. Además, debes probártela para ver si te queda hasta dar con el resultado, que será la combinación que usarás finalmente.
Algo similar –aunque más complejo– ocurre cuando quieres encontrar algo en internet: al ingresar un término en Google o Bing (entrada), el motor realiza una búsqueda en su base de datos (proceso) y repite la consulta las veces que sea necesario para ofrecer una serie de respuestas que coincidan con el término (resultado).
En informática, existen dos categorías de algoritmos, de ordenamiento y búsqueda, aunque existen más de una treintena de técnicas de diseño, como los de tipo recursivo, de retroceso, de divide y vencerás, codicioso, de programación dinámica o aleatorio.
Algoritmos de aprendizaje automático y redes sociales
Debido a que los problemas son tan variados como personas hay en el mundo, la mayoría de las veces resulta complejo detallar un proceso de decisiones en un algoritmo. Es ahí donde entran los algoritmos de aprendizaje automático que buscan dar respuestas no solo en función de una pregunta o entrada, sino también a partir de tus decisiones anteriores.
Es por este motivo que Facebook sabe qué mostrarte (o qué no) y el orden en que aparecen las publicaciones en tu feed, o la manera en que Netflix te sugiere determinados títulos en función de lo que has visto.
Sin embargo, para muchos el problema de las redes sociales es que nadie sabe exactamente cuál es el proceso que hay detrás, es decir, cómo deciden qué mostrarte.
TikTok reveló en 2020 cómo funciona su algoritmo, mientras que Instagram hizo lo propio en 2021. Sin embargo, todavía hay mucho camino por recorrer en esta materia. Mientras tanto, la próxima vez que revises tu feed, quizá sea una buena ocasión para tomar consciencia de que opera un algoritmo que tú mismo alimentas con datos.