Vivimos en un mundo donde los teléfonos inteligentes abundan, los cuales con su amplia gama de herramientas nos facilitan la vida. Sin embargo, en algún momento significaron algo exclusivo y novedoso para las personas. ¿Alguien habrá imaginado la transformación que tendrían los teléfonos estándar en el futuro? La respuesta es sí, sí lo hubo.
En toda la historia de la humanidad, ni una sola pieza de tecnología ha surgido de la nada. Así que, antes de que los teléfonos inteligentes aparecieran en el mercado en la década de 2000, quienes eran cercanos a la industria de las telecomunicaciones ya tenían una idea de lo que eventualmente se transformaría en uno de los dispositivos más utilizados.
Te va a interesar:
La representación de ello recae en Mark R. Sullivan, director de Pacific Telephone and Telegraph Company. El 9 de abril de 1953, durante una conferencia en Pasadena, California, el ejecutivo afirmó:
“Esta es mi profecía: en su desarrollo final, el teléfono será llevado por el individuo, tal vez al igual que como llevamos un reloj hoy. Probablemente no requerirá dial o un equivalente y creo que los usuarios podrán verse, si quieren, mientras hablan. Quién sabe, pero probablemente podrá traducirse de un idioma a otro”.
El director realizó su discurso en una época en que el teléfono con disco (también conocido como rotatorio) era el dispositivo de comunicación personal más avanzado que había en los hogares estadounidenses, por lo que los teléfonos de bolsillo capaces de realizar videollamadas y traducir mensajes solo parecían material para una película de ciencia ficción.
Pero así es, Sullivan predijo la era de los teléfonos inteligentes, que incluyen las videoconferencias, los relojes inteligentes y un sistema similar al Traductor de Google. Y sus palabras quedaron marcadas en un recorte del artículo de Associated Press en el diario News Tribune de Tacoma.
El artículo con las predicciones de Sullivan apareció dos días después del discurso bajo el título “No habrá escapatoria de los teléfonos en el futuro”, lo que hace que sea aún más escalofriante su profecía en estos tiempos, más de lo que fue hace casi 70 años.
Sullivan nació en Oakland, en 1896. Vivió en San Francisco con su esposa e hija y se abrió camino hasta la cima de su empresa, donde comenzó como un empleado de tráfico a los 16 años. También formó parte de la junta directiva de la American Trust Company.
Como tal, Sullivan era muy respetado y se le pedía con regularidad que impartiera su sabiduría profesional en conferencias y foros de negocios. De hecho, según informa el medio KQED, solo tres años antes de su predicción Sullivan apareció en el diario The San Francisco Examiner hablando sobre las últimas innovaciones en tecnología telefónica.
El avance del que estaba más orgulloso era un nuevo dispositivo del tamaño de una pequeña máquina de escribir que calculaba automáticamente la duración de las llamadas telefónicas. Esto eliminó la necesidad de que un operador registrara la llamada con fines contables.
Sullivan murió en 1985 a los 89 años, por lo que, lamentablemente, no pudo presenciar los mayores avances tecnológicos que permitieron que el teléfono fuera lo que es ahora. Pero al menos vivió lo suficiente como para ver el debut del primer celular comercial: el Motorola DynaTAC 8000X.
Este teléfono definitivamente no tenía el tamaño de un reloj y costaba $3,995 dólares en 1983 (alrededor de $11,000 en la actualidad). Pero, probablemente, Sullivan vio este desarrollo como una señal de que su visión se volvería realidad.