Cuando conducimos el Jetta 2019 a principios de este año, quedamos impresionados por la sensación de lujo y su rico equipamiento tecnológico, pero la verdad es que no nos pareció un carro particularmente rápido. En realidad, este sedán compacto no es el tipo de automóvil en el que esperaríamos establecer un récord de velocidad. Sin embargo, Volkswagen nos ha tapado la boca.
A mediados de años, el fabricante alemán reescribió los libros en Colorado, en la Pikes Peak International Hill Climb, con su silencioso modelo eléctrico I.D. R, luego de que el piloto francés Romain Dumas bajara por primera vez –y por tres segundos– la barrera de los ocho minutos en la trepada de 12.42 millas (20 km) y, de paso, pulverizara el registro histórico que su compatriota y 10 veces monarca del Campeonato Mundial de Rally (WRC), Sébastien Loeb, había establecido en 2014 a bordo de un Peugeot 208, de ocho minutos y 13 segundos.
Pero desde Utah han llegado más noticias, dado que en la reciente Bonneville Speed Week, Volkswagen estableció un nuevo récord en la clase BGC/G de la Southern California Timing Association (SCTA), el organismo que supervisa la mayor parte de los cronos en Salt Flats. Allí, el Jetta modificado registró 210.16 millas por hora (mph) (338.2 kilómetros por hora, kph). La marca anterior era de 208.472 mph (335 kph).
Para conseguirlo, fue necesario intervenir debajo del capó, cambiando el motor no por uno de competición, sino que por una variante alterada del propulsor turboalimentado de cuatro cilindros y 2.0 litros EA888 utilizado por algunos modelos como el Golf. Se trata de la misma planta motriz de la que dispondrá el Jetta GLI. A modo de antecedente, es preciso recordar que el Jetta estándar equipa un bloque de cuatro cilindros turboalimentado de 1.4 litros capaz de generar 147 caballos de fuerza (hp) y 184 libras-pie (lb-ft) (249 Nm) de torque.
La versión plusmarquista de Wendover tenía más de 493 hp, según sus propios desarrolladores. Si esbozaste una sonrisa, detente: no es razonable pensar que Jetta GLI de producción pueda llegar a ser tan potente. Lo esperable es que dicha versión ronde los 220 hp y las 258 lb-ft (350 Nm), es decir, un desempeño similar al que ostenta el motor EA888 utilizado actualmente por el Golf GTI.
Entre otros cambios, los ingenieros de Volkswagen bajaron la suspensión del Jetta, le instalaron llantas y neumáticos especiales del tipo “Salt Flats” y le agregaron un diferencial de deslizamiento limitado, para hacer más eficiente su tracción delantera. Estas innovaciones técnicas demuestran que el fabricante alemán detectó rápidamente que el bajo coeficiente de arrastre del modelo (cuyo valor es de 0.27) debiese proporcionarle una ventaja aerodinámica. La exigente prueba de velocidad se realizó sobre el mismo salar donde un vehículo propulsado a reacción, llamado Blue Flame, tripulado por el estadounidense Gary Gabelich sobrepasó por primera vez los 1.000 kph (621.3 mph).
Como es el procedimiento estándar para los autos de carrera, el interior del Jetta fue desmontado y equipado con un equipo de seguridad adicional, que incluye una jaula antivuelco, butaca de competición con arnés y un sistema de extinción de incendios. Adicionalmente, la casa de Wolfsburgo montó un par de paracaídas complementario al sistema de frenos.
Las modificaciones fueron realizadas en California por THR Manufacturing, la misma firma que anteriormente construyó un Escarabajo Bonneville para Volkswagen. El veterano de Bonneville Scott Goetz pilotó el Jetta en esta prueba sin precedentes.
«El automóvil nos inspiró confianza a velocidades muy altas. No tengo dudas de que podríamos ir aún más rápido si le damos un nuevo impulso, pero estamos muy contentos de tener el récord, sabiendo que el carro aún tiene mucho más que dar”, dijo Goetz.
Esperamos que el Jetta GLI se asome durante los próximos meses en más de alguna sala de exposición. Lo más probable es que no tenga las cualidades para batir marcas de velocidad, pero ciertamente el paquete de rendimiento específico le podría inyectar una atractiva cuota de audacia.