Presente en el mercado desde 2003, el compacto Mazda 3 es un vehículo muy popular en el mundo entero. Las ventas del reemplazante del 323 totalizaban seis millones de unidades a finales del año pasado, según estadísticas de la propia marca.
El modelo es el segundo más vendido en Estados Unidos por la casa nipona, tras la familiar CX-5. En dicho mercado, comercializó casi 65,000 unidades a lo largo de 2018, cuando se ubicó como el 76° más popular del país.
El automóvil, cuyo ensamblaje se reparte en fábricas de Japón, México, Tailandia, China y Malasia, acaba de estrenar su cuarta generación, lo cual se concretó en el último Salón del Automóvil de Los Ángeles.
La más reciente gama ofrece versiones tipo hatchback y sedán, con un total de cinco motorizaciones a gasolina y diésel, de entre 1.5 y 2.5 litros, con hasta cuatro niveles de acabado.
El ejemplar que tuvimos en nuestras manos en esta ocasión cuenta con tres versiones: una de entrada, Preferencial y Premium, con valores que comienzan en $23,600 dólares.
El hatchback con tracción en las cuatro ruedas equipa el propulsor mayor, un Skyactiv de 2.5 litros, capaz de entregar una potencia máxima de 186 hp. Para una mayor eficiencia, el bloque gasolinero cuenta con válvulas de tiempo variable y desactivación de cilindros.
Como toda su familia, el Mazda 3 rescata tanto fuera como en el interior de la cabina la filosofía del «menos es más» y el lenguaje de diseño denominado Kodo. El concepto, que en japonés significa «alma del movimiento», busca eliminar elementos innecesarios y mantener solo lo esencial.
Por lo mismo, la carrocería ostenta líneas armónicas y simples, pero no por eso menos agresivas, mientras que el habitáculo exhibe materiales de alta calidad. El techo panorámico, el sistema de sonido Bose con 12 bocinas y la pantalla activa que se proyecta en el parabrisas son solo algunos de sus detalles.