Hay consenso en que la SUV Cayenne -y no el 718 Cayman– es el modelo de Porsche más adecuado para aventurarse fuera de la ruta. Es un vehículo con tracción en las cuatro ruedas, tiene una significativa distancia del suelo decente y cuenta con un razonable recorrido de sus suspensiones. Sin embargo, el fabricante alemán ha convertido su más pequeño coupé en un automóvil de rally.
Construido de acuerdo con las especificaciones GT4, el conceptual 718 Cayman no es solo diseño único y salvaje desarrollado para llamar la atención en un salón automotor, sino que una máquina que funciona, dobla y frena. Además, lo que es más importante es que aprovecha la vasta experiencia de Porsche en el mundo de las carreras y la utiliza para abrir nuevas oportunidades.
Aunque el 718 recientemente redujo su motorización a un propulsor turboalimentado de cuatro cilindros, este último carro tiene un aspirado de 3.8 litros de seis cilindros en línea con 385 caballos de fuerza (hp), que gira las ruedas traseras a través de una transmisión automática de doble embrague controlada a través de paletas montadas en el volante.
Porsche agregó varios adicionales para ayudar a este Cayman a enfrentar los caminos más agrestes. De partida, aumentó el despegue del suelo respecto de la gama 718 gracias a las modificaciones de la suspensión y lo equipó con una barra de luces entre los faros. Además, dotó la parte inferior de una protección completa.
El Cayman GT4 Clubsport hará su debut en competición durante la novena fecha del Campeonato Mundial del Rally (WRC), que tendrá lugar sobre el asfalto de Alemania hasta este domingo 19 de agosto.
Tras su participación en la 36° edición del ADAC Rally Deutschland, los directivos de la filial del grupo Volkswagen decidirán si avanzan con el proyecto. En cualquier caso, será un ejemplar de carrera, no homologado para transitar por la ciudad. Lo que aún no está claro es si sería un WRC o bien un auto para clientes, que entraría en la serie WRC2, en la serie R5.
“Me gustaría invitar a los pilotos interesados y a los directores de los equipos a visitar el parque de asistencia y conocer de cerca nuestro conceptual. Basándonos en los comentarios y el interés de los potenciales clientes, decidiremos antes de fin de año el desarrollo a mediano plazo de un automóvil de competición basado en un futuro modelo de Porsche”, explicó Frank- Steffen Walliser, vicepresidente de automovilismo y GT de la firma.
La idea de convertir un auto deportivo en una máquina de rally no es algo nuevo. Los 911 con modificaciones todoterreno competían a menudo en esta clase de eventos durante los años 70. En la década siguiente, Porsche se dejó caer con el superdeportivo 959 sobre la tierra para ganar el rally Dakar en 1986.