Existe una nostalgia especial por los coches naturalmente aspirados, con ocho cilindros y con tracción trasera. Es el caso del Lexus LC500, un auto digno de ser un clásico, pero con un cuerpo moderno.
Se trata de un vehículo concepto hecho realidad; no todos los conceptuales llegan a la fábrica. Este, por suerte, llegó, y es un éxtasis cuando se maneja, un sueño que no se puede creer.
Lo más curioso de todo es que mi parte favorita del carro es la perilla del volumen del radio. Mi mano no podía dejar de tocar esta pieza de aluminio, que me recordó a los amplificadores de los modulares de sonido de antaño; y me la pasaba haciendo microvariaciones de sonido para poder tocarla en todo momento, algo que no puedo explicar.
Por lo demás, y como la tradición lo indica, no se considera una pantalla táctil en el Lexus LC500, lo cual causa una poco de decepción, aunque ya se sabe que esto no es novedad en la marca. Al menos, sí se cuenta con Apple CarPlay y Android Auto, un pequeño consuelo ante la limitante de no poder hacer selecciones manuales en el display.
En otras de sus características, el motor tiene 471 caballos de fuerza, en tanto que el sonido es espectacular, un sistema de audio de Mark Levinson que es un deleite a los oídos. Quienes manejen este auto, estarán en el dilema de escuchar el rugido del motor o la nitidez de la música (yo me decanto por la segunda opción porque la música te cambia el sentido del humor).
Manejé la versión convertible: no es un techo duro, es de tela, y cuenta con la peculiaridad de abrir o cerrar en 16 segundos. Si se desea hacer este procedimiento en movimiento, la restricción es que se debe realizar a menos de 30 millas por hora. También, el sistema de aire acondicionado se ajusta automáticamente cuando el techo está abatido y regula la temperatura con aire que sale del cabezal del asiento.
Como es de imaginarse, esta máquina no es para los de presupuesto limitado, es para unos pocos afortunados con bolsillos profundos. Hay una sola versión y un solo precio para el Lexus LC500, $101,000 dólares. Un costo simple, exacto y muy caro, sin embargo, no se puede negar que es un auto ampliamente recomendado. Un vehículo aspiracional.