Con 707 caballos de fuerza, cortesía de un motor Hemi V8 sobrealimentado de 6.2 litros, el Trackhawk es la variedad más potente de la numerosa familia Grand Cherokee. Pero como a Hennessey Performance Engineering no hay cifra que le impresione, tomó la más audaz de las 11 versiones que Jeep comercializa de su todoterreno en Estados Unidos para inyectarle músculo.
El HPE1200 Trackhawk es la última de la larga lista de creaciones de la compañía especializada en personalización de vehículos. Apenas salida del taller, la unidad pulverizó por dos segundos el crono del cuarto de milla, al registrar 9.66 segundos, distancia en la cual marcó una máxima de 145 mph (233 kph).
La aceleración fue otro aspecto ampliamente mejorado en este monstruo del asfalto, pues pasó de cero a 60 mph (97 kmh) en 2.3 segundos, es decir, 3.5 segundos más rápido de lo que promete el fabricante. Entregada por Hennessey, la estadística lo hace incluso más ligero que el Ferrari 812 Superfast o el Lamborghini Aventador SVJ.
“Algunos podrán decir que no tiene sentido construir un SUV más rápido que casi todos los súper e hiperdeportivos que están actualmente en el mercado. Yo digo que ese es el punto: que lo hacemos porque podemos», dijo John Hennessey, el fundador de la compañía, que dotó al HPE1200 de una velocidad tope superior a las 200 mph (322 kph), lo cual representó una ganancia de 10% respecto del Trackhawk original.
«Nuestro equipo realmente disfruta superando los límites y descubriendo lo que es posible con los vehículos que fabricamos. ¡Afortunadamente, tenemos muchos clientes que también comparten nuestra pasión!”, celebró el también CEO de la empresa con sede en Texas.
El ingrediente esencial de la receta fue adosarle al motor, que es el mismo que ocupan el Challenger Hellcat y el Dodge Charger, un supercargador más grande. El resultado fueron 1,200 hp y un torque de 1,100 lb/ft (1,491 Nm) en el cigüeñal cuando se le suministra gasolina sin plomo de 109 octanos. Las inevitables pérdidas en la transmisión redujeron los guarismos en alrededor de 20 por ciento, hasta 1,003 hp y 892 lb-ft (1,209 Nm).
El condimento se lo dieron otras piezas mejoradas o de alto rendimiento, entre los cuales se contaron pistones, bielas, culata, válvulas y árbol de levas, así como un colector (múltiple) de escape de acero inoxidable con tubos largos.
Para sostener semejante poder, el Trackhawk de Hennessey fue equipado con neumáticos radiales Nitto 555R 275/40 de 20 pulgadas. Además, los ingenieros también desarrollaron una característica única, que transfiere la potencia a las ruedas traseras, la cual permite calentar las cubiertas “quemando llanta” antes de esprintar, para volver a la tracción total antes de que se encienda la luz verde.
“Siempre me ha gustado tener y conducir carros veloces que no aparentan ser rápidos. El HPE1200 Trackhawk es tan ligero como un Bugatti Chiron o un Dodge Demon, y tiene espacio para cuatro pasajeros y equipaje. ¿Qué más se puede pedir?”, bromeó John Hennessey.
Pero la bestialidad cobra alto. Con un precio final de $179,000 dólares, el HPE1200 duplica el costo del Jeep Grand Cherokee Trackhawk 2019 original, que puede encontrarse en los salones de venta desde $86,200 dólares. La producción, limitada a solo 24 unidades, está a la venta en Hennessey y los distribuidores de Jeep asociados en Estados Unidos, aunque también está disponible para la exportación a mercados internacionales.
La empresa se caracteriza por personalizar los más tradicionales musculosos de los Estados Unidos, pero la tracción en las cuatro ruedas de marcas como Jeep le hace muy fácil potenciar al máximo el rendimiento de vehículos que, por lo demás, pueden llevar a los hijos y las mascotas.
El HPE1200 no es ni por cerca el ejemplar más extremo que haya salido de los galpones de la compañía texana, que también fabrica versiones de seis ruedas de las camionetas Ford F-150 Raptor y Chevrolet Silverado, así como el Camaro Exorcist, que alcanza un máximo de 217 mph (349 kph). En todo caso, en la cúspide la pirámide aparece el Venom F5, un superdeportivo que alcanza una velocidad máxima de 301 mph (484 kph), que podría –una vez que aparezca en 2019- convertirse en el auto de producción más rápido de la historia.