Las nuevas tecnologías de propulsión no solo permearon hasta en las marcas más tradicionales, sino que también lo hicieron en el automovilismo competitivo. Esta vez, el turno es de la IndyCar, que decidió integrar motores híbridos a partir de 2022.
Los motores producirán más de 900 caballos de fuerza (hp), aunque parte de esa potencia solo estará disponible durante breves periodos como parte del sistema “push-to-pass” (“presiona para adelantar”), diseñado para los adelantamientos.
Los trenes de potencia se construirán alrededor de motores V6 turboalimentados de 2.4 litros (por encima del actual desplazamiento de 2.2 litros), para una producción total de 800 hp, según Racer.
Los pilotos también podrán activar un aumento temporal en la presión del turboalimentador, así como asistencia eléctrica, lo que debería entregarles unos 100 hp adicionales en total, agregó la publicación.
Chevrolet y Honda, los dos actuales proveedores de motores de la principal categoría para monoplazas de Estados Unidos, se han registrado para desarrollar los bloques V6 bajo la nueva reglamentación. La serie dijo que las puertas están abiertas para sumar otros fabricantes.
La introducción de este sistema de propulsión coincidirá con el estreno de un chasis, de modo que la implementación de tecnologías constituirá una especie de paquete de mejoras, según IndyCar.
Los motores híbridos también eliminarán la necesidad de arrancadores externos del motor. Con ellos, los corredores podrán usar el motor eléctrico para hacer largar sus máquinas.
La decisión redundará en un mejor espectáculo para los espectadores, ya que los pilotos podrán reiniciar sus motores en la pista. Eso significará menos interrupciones en las carreras para recuperar autos rezagados, según argumentan desde la organización.
Con esto, la IndyCar adoptará una receta similar al sistema de recuperación de energía cinética (KERS), que debutó en 2009 en la Fórmula 1, que se tornó completamente híbrida cinco años más tarde.
Si bien mantienen la potencia de bloques alimentados con derivados del petróleo, los actuales propulsores de la F1 han sido criticados por la falta de ruido y por la complejidad de su diseño, que elevan los presupuestos de la competencia.
Los híbridos han soportado los últimos años la LMP1, la categoría mayor de las 24 Horas de Le Mans, aunque los altos costos terminaron ahuyentando a todos los equipos oficiales, con la excepción de Toyota.
Mientras tanto, la Fórmula E está forjando constantemente un nicho para sus autos de carreras totalmente eléctricos. Además, sus organizadores planean un campeonato para vehículos todoterreno de similares características motrices.