Una considerable inversión de $1.3 billones (1.3 mil millones) de dólares ha asegurado el aún emergente constructor de vehículos eléctricos Rivian.
La inyección de efectivo ayudará a la firma a aumentar la producción de sus primeros modelos, cuyo lanzamiento se espera para fines de 2020.
Liderada por la compañía de gestión de activos T.Rowe Price, la cuarta ronda de financiamiento de Rivian en 2019 reunió nuevos aportes de capital de parte de Amazon y Ford, cuyos montos no fueron especificados.
“La inversión demuestra confianza en nuestro equipo, productos, tecnología y estrategia. Estamos muy emocionados de contar con el apoyo de accionistas tan fuertes», comentó en un comunicado de prensa el fundador y CEO del fabricante, RJ Scaringe.
La construcción de automóviles es un proceso difícil y costoso, por lo que Rivian necesita tanto dinero como pueda para comenzar a producir sin inconvenientes el SUV R1S y la camioneta R1T que presentó como conceptuales durante el Salón de Los Ángeles 2018.
La empresa con sede en Michigan planea fabricar ambos todoterrenos en una antigua fábrica de Mitsubishi ubicada en Normal, Illinois.
Los dos modelos compartirán la mayoría de los componentes debajo de la carrocería, incluida una plataforma tipo patineta (skateboard), que equipa cuatro motores eléctricos y uno de los paquetes de baterías de iones de litio más grandes jamás instalados en un automóvil eléctrico.
Rivian se está convirtiendo rápidamente en el nuevo favorito de la industria automotriz. La compañía no ha construido un solo automóvil. Sin embargo, recibió una inversión de $500 millones de dólares de parte de Ford a principios de 2019.
Ambas compañías podrían estar desarrollando conjuntamente un SUV eléctrico de lujo que debería de ser vendido bajo la marca Lincoln a partir de 2022.
Amazon entregó $700 millones de dólares a Rivian en 2019, tras lo cual ordenó 100,000 unidades de una misteriosa camioneta de reparto eléctrico que se desplegará por las carreteras de Estados Unidos en 2030.
Anteriormente, Cox Automotive, la matriz de Kelley Blue Book, puso $350 millones de dólares sobre la mesa para ayudar al despegue de la armadora fundada en 2009.