Antes de que el Chiron se presentara en el Salón del Automóvil de Ginebra 2016, acechaba por las colinas en las afueras de Molsheim, Francia, como el can diabólico de El Perro de los Baskerville, de Sir Arthur Conan Doyle. Los residentes de la tranquila ciudad alsaciana a la que Bugatti llama su hogar ocasionalmente escucharon el rugido del Chiron a la distancia. Intercambiaban rumores sobre eso en la panadería o en el bar, y algunos supuestamente lo habían visto por las noches, pero nadie podía identificar el tipo de bestia con la que estaban lidiando.
Bugatti desde entonces ha revelado el misterio. Prueba cada automóvil que construye a lo largo de unas 220 millas en las carreteras panorámicas alrededor de su sede histórica, una política que hace que el Chiron sea un espectáculo común para los lugareños. Digital Trends se dirigió a la fábrica secreta de Bugatti en el noroeste de Francia, a tiro de piedra de la frontera con Alemania, para manejar el Chiron en algunas de las carreteras en las que nace a la vida.
Nuestro auto de prueba nos esperaba pacientemente en la finca de Bugatti, estacionado entre los antiguos establos y el invernadero que el fundador de la compañía había construido en la década de 1920 para cultivar árboles frutales exóticos y albahaca. Negro sobre naranja: la combinación de colores funciona mejor en persona que en nuestras imágenes. Créenos. Mira de cerca y notarás que el negro es en realidad pura fibra de carbono.
La calidad de los materiales utilizados en el interior hace que el Chiron sea uno de los autos más exquisitos del mundo. Encontramos mucha fibra de carbono —cosa que esperábamos— pero también cuero y numerosas piezas de aluminio.
La consola central consiste en un panel de metal delgado inclinado con cuatro diales que incorporan una pequeña pantalla digital y un botón. Dos pantallas de alta resolución configurables por el conductor ubicadas a cada lado del velocímetro analógico muestran las opciones de información y entretenimiento, las direcciones de navegación y los diversos menús para la conectividad y la configuración del vehículo.
Bugatti nos dijo que eligió este diseño intencionalmente para hacer que la cabina de Chiron fuese atemporal; una pantalla montada en el tablero revela inmediatamente la edad de un automóvil. El conductor usa botones en el volante para cambiar la información que se muestra en las pantallas. Las opciones incluyen un tacómetro, un medidor que muestra la potencia de salida del motor en tiempo real, los datos de presión y temperatura de los neumáticos, un medidor de combustible y un indicador de temperatura. Los gráficos sorprendentemente nítidos ilustran la determinación de Bugatti de no dejar piedra sin remover durante el proceso de diseño.
Uno de los botones del volante enciende el motor, y ahí es donde la historia de Chiron comienza de verdad.
El Chiron es el Rey Absoluto en el segmento de los superdeportivos con su motor W16 de 8.0 litros con cuatro turbocompresores para generar 1,500 caballos de fuerza a 6,700 rpm y 1,180 libras-pie de torque entre las 2,000 y 6,000 rpm. Construido completamente a mano, el 16 cilindros envía su potencia a las cuatro ruedas a través de una transmisión automática de doble embrague de siete velocidades.
¿Sabes la potencia del motor Hellcat de Dodge para el Charger y el Challenger? Pues el Chiron cuenta con más del doble de ésta. La aceleración es asombrosa, y faltan palabras para describir la sensación que provoca cuando te eres tú quién la libera.
Ten en cuenta esto: el Chiron pesa 4,400 libras (unos 1,995 kg) y alcanza las 60 mph de una parada más rápido de lo que tardas en abrir la aplicación de Twitter en tu teléfono. Bugatti cita un tiempo de 2.3 segundos. El velocímetro tarda unos escasos 6.5 segundos en mostrar que estamos a 124 mph. Eso lo hace dos veces más rápido que un Volkswagen Golf GTI, un modelo especialmente querido entre los entusiastas, y el cual es apreciablemente más rápido que un auto nuevo promedio.
Su velocidad máxima —la cual preferimos no verificar en una carretera pública— se encuentra en algún lugar al norte de las 260 mph. Bugatti aún no lo ha probado, y su director ejecutivo dijo recientemente que no es una prioridad. Aquí hay un hecho divertido poco conocido: la única manera de lograr más de 260 es utilizar una llave especial inteligentemente oculta en el alféizar, entre la parte inferior del asiento del conductor y el panel de la puerta. Andy Wallace, piloto principal de pruebas ganador con Bugatti en Le Mans, dijo a Digital Trends que un limitador electrónico asegura que el Chiron “solo” llegue a las 237 mph sin la llave. Nada mal, en todo caso…
Los enormes frenos cerámicos de carbono y un spoiler trasero —que funciona como un freno de aire— detienen la acción casi tan rápido como comienza. Sin embargo, la experiencia de conducir el Chiron no sería lo mismo en silencio. Los 16 cilindros se instalan en un ralentí de cuerpo completo y emiten un gruñido estruendoso a medida que aumentan las revoluciones. Mientras se descargan, los cuatro turbocompresores bombean gases de escape hacia el motor, lo cual hace que el Chiron suene como un Airbus A330 justo antes del despegue.
Y luego está el agarre. Mil quinientos caballos de fuerza suenan como una receta para irse de cabeza al infierno. Pero no. No pudimos soltar las riendas por completo, a pesar de que el indicador digital en la consola central nos informó que habíamos convocado a 1,491 de los 1,500 caballos.
El Chiron no siempre es una tentadora invitación al vandalismo automovilístico. Es dócil cuando debe ser y razonablemente cómodo para manejar. Es más espacioso por dentro de lo que parece, también. Sube el límite de tu tarjeta de gasolina y podrás conducirlo por Europa sin quedarte sordo o perder una vértebra. Queremos decirte que funciona notablemente bien también como un automóvil normal.
Incluso la transmisión, un inconveniente común en el mundo de los supercarros, rindió excelentemente bien. Cuando el ritmo aumenta, ofrece cambios limpios y oportunos, sin entrar en teatralidades. Lo hace por sí solo, aunque el conductor también puede impulsar la transmisión con las paletas montadas en el volante. Con una conducción más suave, pasa sin problemas por los siete engranajes sin explorar el sector superior del rango de revoluciones.
En última instancia, la parte más estresante de conducir un Chiron a través del campo vinícola de Alsacia es hacer frente a sus dimensiones nada insignificantes. Sus 80.2 pulgadas lo hacen casi tan ancho como una Chevrolet Suburban, un modelo que no se vende en Europa debido en parte a su tamaño colosal. También es muy, muy bajo con respecto al suelo. Se sabe: los baches en los caminos siguen una estricta política de no discriminación, y no tienen en cuenta factores como el precio, la rareza o el material con el que se fabrica la parte inferior de un carro. Por lo mismo, es ideal y muy funcional el modo de elevación, que sube ligeramente la suspensión a baja velocidad.
Es fácil entender por qué el nombre de Chiron a menudo se pronuncia con un tono reverencial. Logra un nivel de rendimiento estratosférico al que ninguna otra máquina del planeta se aproxima. Cero a 60 no es todo; estamos hablando de la experiencia general. Es una oda al arte de manejar.
¿Desventajas? Hay algunas, claro. Bugatti cobra casi $3 millones por un Chiron, lo que significa que es una pieza bastante costosa para el arte de manejar. La producción finalizará luego de que el Atelier de la firma llegue a los 500 ejemplares, y 100 de ellos ya hayan encontrado un hogar.