Quizá algo que ha frenado una mayor aceptación de los vehículos eléctricos (EV) es el tiempo y las estaciones de carga. Tal vez tú mismo has pensado en más de una ocasión si vale la pena adquirir un auto enchufable y pasar algunas horas con el auto conectado al cable alimentador.
Incluso los autos de última hornada, como el Kona Ev o el ID.4 —con cargadores superrápidos y alimentación de 220 voltios—, toman algunas horas para repostar de 0 a 100 por ciento. Es por eso que desarrollar un tipo de batería que solucione esto, y además mejore su tiempo de vida, suena como un ideal para la tendencia eléctrica del mercado.
Las nuevas baterías tipo “sándwich” prometen arreglar la situación antes mencionada: disminuir el tiempo de carga y aumentar de manera significativa su vida útil. Ahora se tendría la capacidad de 82 por ciento luego de 10,000 ciclos de uso y una duración en repostaje de solo 10 minutos.
Con una fabricación similar a la de un emparedado tipo BLT, compuesto por varias capas, donde un ánodo y un cátodo hacen las veces del pan, una cobertura de grafito representa la lechuga y los electrolitos serían una analogía del tomate y el tocino.
No solo es la vida útil y la rápida capacidad de recarga, este tipo de baterías son más seguras. Se separan sus partes, se aíslan las zonas húmedas y secas de la célula, se coloca una placa aislante entre el módulo de la batería y la placa de enfriamiento, lo que vuelve imposible que se filtren fluidos luego de un accidente.
A pesar del amplio uso y aceptación de las baterías de iones de litio que se han instalado en los últimos autos eléctricos, la búsqueda de mejores dispositivos sigue vigente y en constante desarrollo. Mayor seguridad, menor costo y menores tiempos de recarga seguirán siendo los objetivos en esta tendencia de electrificación.