Presente en los océanos y las estrellas, es el elemento más abundante de nuestro planeta y de todo el universo. Por paradójico que resulte, la limitada disponibilidad de hidrógeno puro en estado gaseoso ha sido el principal obstáculo para el desarrollo de células capaces de movilizar vehículos.
Para que el hidrógeno genere electricidad, es preciso echar mano a recursos no renovables, como los hidrocarburos complejos. Al descomponer la molécula del gas natural, por ejemplo, se obtiene hidrógeno, pero también dióxido de carbono, el máximo responsable del calentamiento global. El proceso suena razonable hasta que nos enteramos de la cruel realidad: la cantidad de energía utilizada es mayor a la que obtendremos una vez que usemos el hidrógeno.
Al ubicar restaciones de hidrógeno estratégicamente, no se necesitan muchas estaciones para servir los autos a hidrógeno.
La solución pasa por crear una cantidad de electricidad tal que sea capaz de descomponer mucha agua y luego almacenar toda esa energía en forma de hidrógeno. Parece algo descabellado, pero bastante más factible que convertir energía solar para guardarla en forma de petróleo o carbón, ¿no?
El otro enigma es crear coches que funcionen con hidrógeno y construir la infraestructura para surtirlos donde y cuando lo necesiten. Para aprender más sobre el tema y conocer sobre el presente y el futuro del uso de este noble elemento, asistimos en San Francisco a la feria SEMICON West y charlamos con los delegados del consejo público-privado California Fuel Cell Partnership.
Cuestión de infraestructura
Conseguir financiación para cualquier proyecto siempre es un desafío. La premisa no excluye la edificación de plantas generadoras de hidrógeno, estaciones que lo provean y una red que las surta. Afortunadamente, ya existen autoridades federales y locales dispuestas a jugársela por este sistema de propulsión alternativa.
“Está demostrada la viabilidad de las estaciones de carga y los fabricantes han dicho que pueden vender automóviles a hidrógeno. Hoy, el problema radica en la infraestructura”, comentó Keith Malone, integrante del California Fuel Cell Partnership.
El organismo ya cosecha frutos dentro y fuera de dicho estado merced del trabajo con las casas automotrices y representantes gubernamentales. “Por el noreste, ya tenemos 12 estaciones en construcción a lo largo de la ruta entre Nueva York y Boston”, reveló.
California tiene más puntos de carga de hidrógeno de cualquier otro estado de la unión. Pero es solo el comienzo.
Según destacó Malone, el impulso al hidrógeno en California data de 2013: “Establecimos por ley los recursos para levantar 100 estaciones estratégicamente ubicadas. En este momento, hay 35 en pleno funcionamiento y una treintena se halla en construcción. Confiamos en que este proceso nos llevará más allá del centenar”.
Actualmente, California tiene más puntos de carga de hidrógeno de cualquier otro estado de la unión. Pero es solo el comienzo.
“Hoy, existen en California 8,000 gasolineras, pero solo 1,800 cubren 50 por ciento de la demanda. Este antecedente nos ayuda a poner en perspectiva la cantidad de estaciones de hidrógeno que necesitamos. El gobernador acaba de proyectar 200 para 2025, pero nosotros apostaremos al millar para 2030”, agregó el portavoz de California Fuel Cell Partnership.
La idea es que, al ubicar estratégicamente las surtidoras de hidrógeno, una cantidad más o menos acotada sea capaz de satisfacer a una gran masa de conductores.
Ahora mismo, Alemania y Japon tienen más estaciones de hidrógeno que nosotros. Pero nosotros tenemos más autos rodando.
“1,000 estaciones para un millón de autos. Es un objetivo audaz, pero muy acorde a nuestra visión. Pensamos no solo en vehículos de pasajeros, sino que en toda la gama de medianos y pesados, porque son máquinas mayores que pueden constituir flotas, todo lo cual impulsa el volumen del lado de hidrógeno y favorece la disminución de los costos por unidad”, comentó Malone.
Crear la demanda por grandes cantidades de hidrógeno es clave para hacerlo más económico. Y el apoyo proviene de todo el mundo.
De acuerdo al delegado, “hace seis años, cuando comenzamos, contábamos con California, Alemania, Japón y Corea del Sur. En el último año, hemos allegado a China. Hoy, los germanos y los nipones tienen más estaciones que nosotros, aunque nosotros tenemos más autos en circulación, alrededor de 5,000”.
Almacenar energía
La ventaja de los carros propulsados por hidrógeno es su autonomía de 300 millas y que la recarga de una pila de combustible no lleva más tiempo que llenar los tanques convencionales. Al igual como ocurre con la gasolina, la energía para alimentar el automóvil se almacena en el hidrógeno, en lugar de hacerlo en una batería.
“Lo interesante es que California lidera la adopción de esta tecnología, pero será Texas el estado que la pruebe”, bromea Malone.
Pero, ¿es realmente viable que la capital del petróleo se deje seducir con el encanto del hidrógeno?
“Creo que Texas aprovechará el superávit de energía eólica para propulsar sus vehículos. Estoy seguro de que tienen un exceso de capacidad y no saben qué hacer con él. Una alternativa es producir hidrógeno a partir del agua y almacenarlo en cavernas de sal subterráneas. No estamos hablando de kilovatios o gigavatios, sino que de teravatios. Hay muchas maneras de convertir el hidrógeno en batería”, asegura.
Crear la demanda por grandes cantidades de hidrógeno es clave para hacerlo más económico.
Y cuando grandes cantidades de energía son almacenables y accesibles, se abren las puertas para nuevas aplicaciones.
“El hidrógeno puede convertirse en estabilizador de la red eléctrica, ayudando a los sistemas de distribución de energía a compatibilizar eficientemente la generación y la demanda. El uso de las pilas de combustible estacionarias ha sido poco difundido, pero es muy común. Las empresas de telecomunicaciones están utilizando celdas como generadores de respaldo, como ocurrió con ocasión del huracán Sandy, cuando 80 de ellas estuvieron operativas. Solo una falló, pero porque estuvo bajo el agua por cuatro horas”, expuso el representante del consejo público-privado California Fuel Cell Partnership.
Corredor del oeste
Con la construcción de la infraestructura en plena marcha en California, el siguiente desafío es unir las principales ciudades de la costa oeste con estaciones de hidrógeno para permitir el tránsito de vehículos de norte a sur.
“Canadá acaba de abrir su primera estación estatal de hidrógeno, mientras British Columbia financió un estudio y solicitó a un grupo de privados elaborar hidrógeno para exportar. Entonces, si ya hay desarrollo en California, no sé qué esperan Oregon y Washington D.C. para sumarse”, dijo Malone a Digital Trends.
En la última década, dichos estados acordaron la implementación de una red de estaciones de carga de vehículos eléctricos, conocida como West Coast Electric Highway, que permite viajar por toda la costa oeste, desde la frontera con México hasta Canadá. ¿Por qué no pensar el algo similar, pero con hidrógeno?
Pasos futuros
Actualmente, hay dos vehículos de pila de combustible a la venta en California. Tanto Honda Clarity como Toyota Mirai disfrutan del éxito de ventas en zonas donde existen puntos de carga. Hyundai hizo lo propio el año pasado con el SUV Tucson y planea para 2019 el crossover Nexo.
Según recordó Malone, “fabricantes como BMW, Mercedes-Benz y Audi ya tienen o están a punto de lanzar sus modelos a hidrógeno, lo cual habla de una tendencia. Recientemente, General Motors y Honda se aliaron para el desarrollo de celdas de combustible, y anunciaron que sus aplicaciones podrían ir más allá de los vehículos”.
Otra potencial ventana de exposición para esta nueva fuente de energía renovable serán los Juegos Olímpicos de 2020.
“Tokio está invirtiendo más de $300 millones de dólares para mostrar esta tecnología. Estamos hablando de miles de vehículos, entre ellos un centenar de autobuses, y estaciones de hidrógeno financiados por Honda, Toyota y Nissan. Además, surtirán la villa olímpica con células de combustible estacionarias e hidrógeno”, destacó.
¿Qué pasa si te interesa el hidrógeno pero donde vives, estudias o trabajas no hay infraestructura? “Comunícate con tus autoridades y exígela. Si ignoran de qué se trata, cuéntamelo y yo mismo hablaré con ellos y sus asesores”, remató Malone.