Tras el movimiento de tropas de Rusia hacia dos regiones separatistas del este de Ucrania, Estados Unidos y sus aliados occidentales comenzaron a implementar un conjunto de sanciones al país invasor como ningún otro en términos del alcance del comercio focalizado y el tamaño de la economía sancionada.
Estas medidas incluyen un bloqueo total a dos importantes instituciones financieras rusas que brindan servicios clave cruciales para financiar el Kremlin y el Ejército ruso, y que las élites y sus familias ya no podrán negociar su deuda con los mercados estadounidenses; Reino Unido y Europa también se han sumado a esta regla.
Hace unos días, Annalena Baerbock, ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, afirmó: “Nosotros en Alemania estamos preparados para pagar un alto precio económico; es por eso que todo está sobre la mesa”.
Y, de la misma manera, en la Conferencia de Seguridad de Múnich durante el fin de semana, la vicepresidenta Kamala Harris aseguró: “Estas son algunas de las mayores sanciones, si no las más fuertes, que jamás hayamos emitido”. También agregó: “Está dirigido a instituciones, en particular financieras, y a individuos, y provocará un daño absoluto a la economía rusa”.
Sin embargo, a pesar de todas las posturas agresivas, la coalición estadounidense aparentemente ha dado marcha atrás respecto a SWIFT (Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales), al decidir no bloquear el acceso ruso al sistema de comunicación de pagos internacionales, informa Protocol.
Las autoridades han llegado a referirse a las sanciones de SWIFT como “la opción nuclear”. Pero algunos expertos en políticas dicen que esta caracterización es muy exagerada y argumentan, en cambio, que las sanciones de SWIFT no serían tan efectivas como las que apuntan directamente a los bancos rusos.
Entonces, ¿por qué las sanciones contra los bancos rusos todavía están sobre la mesa, mientras que cortar el acceso a SWIFT se ha considerado un paso excesivo? La respuesta es simple: eliminar el acceso de Rusia constituiría un impacto económico que los políticos y las corporaciones estadounidenses preferirían no instigar.
Sin embargo, hay una explicación más complicada y consecuente que tiene que ver con la ansiedad por el estatus del dólar estadounidense como moneda de reserva global. Las sanciones de la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales, en lugar de ser una “opción nuclear” que obstaculice a Rusia, podrían ser la causa de una secuencia de eventos que refuerzan los sistemas de pago digitales alternativos respaldados por China y Rusia.
Tales sanciones también podrían, a largo plazo, dirigir a los mercados emergentes hacia sistemas basados en blockchain que reducirían la dependencia global del sistema monetario internacional centrado en Estados Unidos. Entonces, las sanciones de SWIFT en conjunto podrían incitar a la desdolarización de la economía mundial.
El sistema SWIFT fue lanzado en 1977 por una coalición de bancos y tiene su sede en Bélgica, probablemente en parte para transmitir la “estricta neutralidad” que pretende defender. Más de 11,000 instituciones financieras repartidas en más de 200 países utilizan SWIFT para comunicar pagos y transferencias de valores. Pero la gran mayoría de estas transacciones se liquidan en dólares estadounidenses, lo que ayuda a solidificar el estatus de la moneda como una de reserva mundial.
Esto le da a Estados Unidos una tremenda influencia sobre la economía mundial, lo que permite que el gobierno federal tome préstamos a tasas de descuento, acumule una deuda nacional que ahora supera los $30,000 millones de dólares y ejerza influencia sobre las naciones extranjeras a través de una política monetaria sancionadora.
A pesar de la supuesta neutralidad de SWIFT, Estados Unidos ejerció su influencia para expulsar a Irán del servicio dos veces. En ambos casos, las sanciones tuvieron la consecuencia prevista de paralizar la economía iraní al limitar el comercio internacional.
Pero incluso los aliados de Estados Unidos tienen una relación incómoda con la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales: saben que sus bancos confían en esta, pero preferirían recurrir a alternativas menos centradas en esa nación, algo como una versión europea de SWIFT. Y en el caso de Rusia y China, la necesidad de desarrollar alternativas SWIFT es más urgente.
Si Estados Unidos no bloquea a Rusia de SWIFT esta vez, la amenaza incluso puede usarse como palanca en futuros enfrentamientos. Rusia puede centrarse en el ejemplo de Irán para ver que las exportaciones de petróleo probablemente se verían afectadas si se cortara el acceso a esta red. Perder el acceso reduciría el PIB de Rusia en 5 por ciento, según estimaciones del Centro Carnegie de Moscú. Algunos parlamentarios rusos han dicho que las sanciones de SWIFT serían un equivalente a una declaración de guerra.
En cuanto a China, su economía es demasiado grande e importante para ser arrancada razonablemente de SWIFT. Pero si China alguna vez quiere desafiar seriamente a Estados Unidos como poder hegemónico global, necesitará desarrollar una alternativa viable a SWIFT que ayude a superar al sistema financiero global de los dólares estadounidenses. Hasta ahora, China ha tenido problemas para promover su moneda oficial CNY en SWIFT, ya que esta solo representa alrededor de 2 por ciento de los acuerdos.
Lo cierto es que ya existen alternativas a SWIFT. La Unión Europea, Rusia y China han creado sus propios sistemas. También están surgiendo alternativas basadas en blockchain, como Ripple, cuyo objetivo es usurpar esta red a través de la destreza tecnológica en lugar de la influencia política. Sin embargo, la parte difícil no es crear un nuevo sistema, sino obtener la adopción suficiente para que la red sea útil para los bancos miembros.
Por lo tanto, Estados Unidos corre el riesgo de empujar su suerte demasiado lejos al sacar a Rusia de SWIFT, ya que podría incitar a una coalición de naciones descontentas a adoptar alternativas. Rusia y China ya se han ofrecido a ayudar a la UE a mejorar su sistema INSTEX, que actualmente se limita a facilitar los pagos comerciales humanitarios permitidos por las sanciones estadounidenses.
A largo plazo, la política de Estados Unidos en torno a SWIFT debería, en teoría, guiarse por la amenaza percibida de la desdolarización. Pero al final todo depende de cómo se vaya desarrollando el conflicto entre Ucrania y Rusia.