Al comienzo de la pandemia de coronavirus, Nueva Zelanda destacó como una de las naciones más exitosas frente al combate del COVID-19.
Sin embargo, en el último mes el país ha reportado un preocupante aumento en el número de contagiados debido a la variante Delta.
Esto ha forzado a las autoridades a adoptar un nuevo enfoque respecto a la emergencia sanitaria. En conferencia de prensa, Jacinda Arden, primera ministra neozelandesa, señaló que el país abandonará la estrategia de eliminación total del COVID-19 y adoptará una nueva política de aprender a vivir con el virus e intentar alcanzar altas tasas de vacunación.
“La eliminación era importante porque no teníamos vacunas. Ahora las tenemos, así que podemos empezar a cambiar la manera de hacer las cosas. Tenemos más opciones y tenemos buenos motivos para sentirnos optimistas de cara al futuro, pero no podemos precipitarnos”, mencionó Arden.
Más opciones
De esta manera, las autoridades sanitarias buscan incentivar las vacunaciones, como una forma eficiente de reducir el número de infectados. Cabe recordar que, hace algunos meses, Nueva Zelanda había optado por retrasar las inoculaciones.
“Las vacunas significan que en el futuro podremos hacer las cosas de manera diferente, pero incluso entonces nuestra estrategia permanece: mientras los casos continúen, queremos controlar el virus, acabar con los casos y prevenir ingresos hospitalarios. Con las vacunas tenemos más opciones”.
Auckland, la ciudad más importante de Nueva Zelanda, se encuentra en cuarentena desde el 17 de agosto.
Hasta la fecha, el país registra solo 4,382 contagios y 27 personas han muerto debido al COVID-19.