Sabemos que los videojuegos pueden entregar horas de entretenimiento y que sirven como un punto de encuentro para grupos con intereses en común. Pero también brindan distintas perspectivas sobre el mundo e incluso pueden ayudar a las personas a reforzar su identidad cultural con las representaciones que aparecen en estos.
Sin embargo, para alguien de origen latino, es difícil identificarse con un personaje cuando la mayoría de los juegos tiene como protagonista a un hombre blanco, el cual desplaza a las otras razas a papeles secundarios, como el acompañante del héroe o el antagonista.
Encontrar personajes latinos que tengan un rol significativo en un juego triple A es difícil, pero encontrar algunos que no estén estereotipados y que no sean mostrados de una manera superficial, es más complicado aún.
En el Mes de la Herencia Hispana (del 15 de septiembre al 15 de octubre), hacemos esta reflexión sobre la representación de latinos e hispanos en la industria de los videojuegos. ¿Habremos salido de los estereotipos?
A nivel general, si no son luchadores mexicanos en los juegos de pelea —como King de Tekken (1994), El Blaze de Virtual Fighter 5 (2006) y El Fuerte de Street Fighter IV (2008)— los latinos son mostrados como maleantes temperamentales y traidores. En su mayoría, toman el rol del criminal, y se reparten el papel entre narcotraficantes y pandilleros o personas que viven en tribus.
Además, los hispanos suelen aparecer en escena con un acento exagerado (o hablando spanglish) y características poco favorecedoras. Y lo peor es que esto solo ayuda a potenciar los estereotipos y los prejuicios sobre la comunidad latina.
Algunos ejemplos de ello son los villanos Vaas Montenegro de Far Cry 3 (2012) y Atoq Navarro de Uncharted: Drake’s Fortune (2007). El primero es un guerrero que se transformó en un drogadicto impulsivo e inestable, y el segundo es un líder de un grupo mercenario que traicionó a la persona que lo crió desde pequeño.
Los títulos de Rockstar Games también han sido conocidos por incluir personajes latinos no jugables con un alto nivel de estereotipos. En Red Dead Redemption (2010) aparece Abraham Reyes, quien comienza como un noble líder de una revolución y luego es el presidente de México. Sin embargo, al final se transforma exactamente en lo pretendía destruir en un principio: un tirano.
Por otro lado, en la saga Grand Theft Auto han aparecido miembros y líderes ficticios que forman parte de una organización criminal (Vice City, 2002) y pandillas con nombres cliché como “Varrios Aztecas” (San Andreas, 2004) o “Los Cholos” (Vice City Stories, 2006).
Ahora, ¿qué hay de los títulos protagonizados por personajes latinos? En esta categoría entran al menos dos juegos: Shadows of the Damned (2011) con García Hotspur y el popular Just Cause (2006) con Rico Rodríguez. De hecho, este carismático agente de la CIA ha protagonizado cuatro títulos bajo esa franquicia, lo cual es todo un logro para la comunidad latina.
Por otro lado, está la expansión Grand Theft Auto: The Ballad of Gay Tony (2009) protagonizada por Luis López, un joven de 25 años de ascendencia dominicana. Si bien Luis es un pandillero y tiene un pasado delictivo, mediante las interacciones durante el juego crece como personaje y se ve que tiene potencial para salir de su problemático entorno.
Por otro lado, hay franquicias que incluyen personajes latinos, pero solo son jugables de manera opcional o se distribuyen el protagonismo con otros personajes. Es el caso de Carlos Oliveira en Resident Evil 3: Nemesis (1999), Dominic Santiago en Gears of War (2006), Billy Candela en Call of Juarez (2006), Tyson Ríos en Army of Two (2008), Mordecai en Borderlands (2009) y Salvador en Bordelands 2 (2012).
A pesar de que todos están estereotipados en algún nivel, hay personajes que son queridos por la comunidad latina y que han tenido más desarrollo a medida que sus franquicias lanzan nuevos títulos.
King, por ejemplo, tiene una historia interesante y pelea por razones justas, a pesar de su temible apariencia y su reputación como luchador. Debido a su problemática infancia en las calles, decide dedicarse a ayudar a los niños huérfanos. De hecho, su sueño es construir un hogar para que estos no tengan que vivir lo mismo que él.
También podemos considerar a Dominic Santiago, el cual le agregó una porción emocional a un juego que perfectamente podría haberse tratado sobre hombres disparando. La pérdida de algunos de sus seres queridos transforma a Dom, por lo que pasa de ser un bromista a un personaje tridimensional con diálogos más melancólicos.
Como hemos visto, al buscar personajes latinos en los videojuegos los resultados no son muy alentadores. Y si entramos en el terreno de las mujeres latinas, el panorama es aún peor. Por lo general, estas no tienen un gran desarrollo y solo aparecen en escena para ser cosificadas. Aun así, a pesar de que no están totalmente libres de clichés, hay algunos personajes femeninos que salen un poco del molde.
Isabela Keyes de Dead Rising (2006) es una de ellas. Comenzó siendo una villana, pero luego de una serie de eventos terminó por convertirse más bien en una aliada. Ha demostrado ser un personaje complejo e incluso se considera como uno de los mejores desarrollados en la franquicia, con conflictos y con una gran devoción a su familia.
Por otro lado, tenemos a Sombra, cuyo nombre real es Olivia Colomar. Es una de las heroínas del shooter en primera persona Overwatch (2016) que, de hecho, sirvió de inspiración para otras mujeres latinas jugables en títulos competitivos, como Reyna de Valorant (2020).
Una guerra entre unos robots con IA y los humanos dejó a Sombra huérfana, pero logró sobrevivir gracias a su talento para hackear y a una banda mexicana revolucionaria que la acogió. Ahora utiliza sus habilidades para manipular a los que ostentan el poder.
Todos estos ejemplos sirven para evidenciar que es necesaria una mayor y mejor representación latina en los videojuegos. Aunque haya pasado el tiempo, el panorama ha cambiado muy poco en los últimos años. Algunos personajes sí tienen mejores historias y motivaciones que los respaldan, pero sigue siendo una minoría.
La comunidad latina que dedica tiempo a jugar es extensa y necesita personajes con los que se pueda identificar. Es hora de que aparezcan héroes y heroínas que no sean solo un acompañamiento del protagonista blanco.
De acuerdo con un reporte del Centro de Investigaciones Pew de 2015, aproximadamente 19 por ciento de los latinos se clasifican a sí mismos como gamers, en comparación con el 11 por ciento de los afrodescendientes y el 7 por ciento de los blancos.
Por otro lado, según un informe global de Newzoo, en 2020 había aproximadamente 260 millones de jugadores en Latinoamérica, un número más alto que el estimado en Norteamérica (alrededor de 210 millones).
Naturalmente, los desarrolladores expresan sus pensamientos y sus perspectivas en sus juegos, por lo tanto, lo que veremos en el resultado será esa visión. El problema es que, si esas ideas son sesgadas, pueden contribuir a la tergiversación de una cultura y la subrepresentación.
De acuerdo con un reporte de abril a cargo de Statista, 75 por ciento de los desarrolladores de juegos de todo el mundo se identificaron como personas blancas, y en segundo lugar se encontró la comunidad latina con 9 por ciento.
Entonces, para que los videojuegos sean más representativos del mundo en el que vivimos, la misma industria debe ser más inclusiva con sus desarrolladores. De esa manera, podrían crear contenido con los que se puedan identificar ellos y, por consecuencia, también los jugadores.
Por otro lado, sabemos que los latinos no son los únicos con una baja representación en los juegos; también están los otros grupos étnicos, las mujeres y la comunidad LGBTI+. Y todos tienen un factor en común que provoca esta problemática: la falta de diversidad en la industria de los videojuegos.