Hay tecnología que silenciosamente se incorpora a nuestra rutina diaria y simplemente la damos por descontada. Hoy nos parece natural enviar mensajes o fotografías de forma instantánea a través de teléfonos inteligentes o las computadoras.
¿Pero cómo lo hacían los periódicos, las agencias noticiosas o las oficinas públicas cuando no existían internet ni estos dispositivos? Hubo un hombre que fue clave en todo ese período: Rudolf Hell.
Hell fue un ingeniero eléctrico alemán que nació hace 119 años, un 19 de diciembre de 1901, y que es considerado uno de los precursores del fax y el escáner modernos, entre otros ingenios para la transmisión electrónica de textos e imágenes.
Un pionero de las técnicas de la telecomunicación moderna, que bien podría ser considerado un santo por los burócratas o los periódicos: su trabajo simplificó el envío de documentos entre reparticiones públicas y facilitó el despacho de alertas noticiosas.
Precursor del fax y el escáner modernos
Aunque se le suele atribuir la invención del fax, en estricto rigor Hell adaptó la tecnología que había sido desarrollada en 1842 por el escocés Alexander Bain.
Su meta era descomponer electrónicamente letras, números e imágenes en pequeños puntos, transmitirlos por impulsos eléctricos y volver a unirlos para formar personajes e imágenes en un equipo remoto.
Así, en 1929 Hell inventó un aparato llamado Hellschreiber, un precursor de lo que más tarde serían las impresoras de puntos matriciales –o de matriz de punto- y las máquinas de fax, que reinaron en los despachos públicos y periódicos hasta hace algunas décadas.
El Hellschreiber –también denominado Feldhellschreiber o Typenbildfeldfernschreiber- era un aparato que imprimía los mensajes transmitidos en tiras estrechas de papel. Fue utilizado por la oficina de correos, la prensa, la policía y los servicios meteorológicos.
A diferencia de otros dispositivos contemporáneos, no estaba basado en sistemas de máquinas de escribir, lo que le brindaba una mayor versatilidad. Además, era mecánicamente menos complejo y más económico.
Uno de sus mayores desarrollos llegó en 1954: Klischograph, una máquina de grabado con control electrónico para la producción de clichés de alta calidad para la impresión de imágenes, que fue usada por impresores de periódicos y empresas gráficas.
Más tarde presentaría la Hellcom-Digiset, un sistema computarizado que, por primera vez, descomponía imágenes en elementos digitales en color. Este aparato es considerado como uno de los primeros escáneres.
Hell se retiró del mundo de la invención en la década de los ’70, cuando vendió su empresa a una filial del gigante alemán Siemens. Falleció en 2002, meses después de haber cumplido 100 años.