Chile puede convertirse en pionero mundial en materia de protección de los neuroderechos.
El país sudamericano acaba de presentar un proyecto de ley que busca establecer la neuroprotección de las personas como un derecho humano.
La intención de la Comisión Desafíos del Futuro, dirigida por el senador Guido Guirardi, es que esta preocupación forme parte de la nueva constitución, la cual será aprobada o rechazada en el plebiscito del próximo 25 de octubre.
Sería el primer país del mundo en legislar en torno a este innovador y revolucionario tema.
¿En qué consisten los neuroderechos?
Básicamente, lo que este proyecto persigue es que se declare la necesidad de proteger y resguardar nuestros pensamientos.
Parece una idea descabellada, salida más bien de una película de ciencia ficción, pero basta una rápida mirada para darse cuenta de que esta preocupación no resulta tan alejada de la realidad.
Actualmente la tecnología avanza a un ritmo frenético y eso puede convertirse en una amenaza para nuestra privacidad, especialmente a través de la neurotecnología.
Facebook, por ejemplo, está desarrollando cascos que van a permitir conectar el cerebro humano a una máquina o a otro cerebro.
Al mismo tiempo, Elon Musk ya ha revelado algunos avances de su sensor Neuralink, que también busca unir un cerebro a una computadora y podría ayudar a personas con problemas degenerativos a realizar algunos movimientos.
Es aquí donde surgen los problemas, o, por lo menos, las dudas: ¿cuál va a ser el uso que se le dará a toda esa información relevante e íntima recolectada por estas máquinas?; ¿se pueden hackear nuestros cerebros?
Ahora la idea de los neuroderechos no parece tan descabellada, ¿verdad?
Tecnología sin control
Por lo mismo un grupo multidisciplinario que incluye a políticos chilenos, científicos, abogados y miembros de distintas universidades ha destacado la necesidad de velar por la privacidad mental.
En este grupo también destaca el neurocientífico Rafael Yuste, impulsor del proyecto de investigación del cerebro humano, BRAIN.
Todos han alertado sobre la necesidad de regular y controlar el funcionamiento de este tipo de tecnologías, las cuales pueden llegar a influir en nuestras ideas y en la forma de comportarnos.
“Las tecnologías siempre tienen una doble cara… Se está desarrollando esta tecnología sin ningún tipo de control y aquí lo que está amenazado es el humano”, señaló el senador Guido Guirardi, uno de los impulsores de este proyecto.
Una postura similar defiende la doctora Cecilia Hidalgo, directora de la Academia de las Ciencias de Chile.
“Los neuroderechos nos protegen de dispositivos invasivos que pueden afectar nuestro cerebro. Es imprescindible proteger nuestra privacidad mental”, aseguró.
Así, Chile puede guiar el camino en cuanto a la protección de los neuroderechos y convertirse en referente en esta materia.
Es un tema poco debatido, que sin duda, invita a la reflexión respecto de hasta qué punto la tecnología puede involucrarse con nuestro ámbito más privado.
Qué puntos de protección se proponen:
- Derecho a la privacidad mental (los datos cerebrales de las personas)
- Derecho a la identidad y autonomía personal
- Derecho al libre albedrío y a la autodeterminación
- Derecho al acceso equitativo a la aumentación cognitiva (para evitar producir inequidades)
- Derecho a la protección de sesgos de algoritmos o procesos automatizados de toma de decisiones