La pausa obligada que dio AstraZeneca a su vacuna contra el COVID-19 por la reacción adversa grave que sufrió un paciente podría ser solo algo de rutina normal en estos procesos y solo retrasará un poco la entrega oficial del fármaco. El CEO de la compañía, Pascal Soriot, afirmó este jueves 10 de septiembre que a finales de este año debería salir luz verde para su aprobación.
«Si la revisión del comité de seguridad nos permitió reiniciar el ensayo, todavía creo que estamos en camino de tener un conjunto de datos que enviaríamos antes de fin de año», dijo en un evento en línea organizado por la británica Tortoise titulado «Medios sobre el futuro del mundo después de la pandemia», citado por la cadena NBC.
El ejecutivo además trató de entregar una dosis de tranquilidad a la población poco entendida en estos procesos, ya que explicó que lo ocurrido con uno de los voluntarios es algo frecuente durante las fases de prueba de un medicamento como este.
«Lo que sucedió aquí no es infrecuente. El proceso siempre está en los ensayos de vacunas, que si tienes un evento que no esperabas, te detienes a mirarlo y explorarlo y estudiarlo», dijo Soriot.
La condición específica que padece el participante del estudio aún no está clara y se está probando, añadió, sin proporcionar más información sobre la persona afectada.
Sin embargo, una investigación de The New York Times reveló que una fuente confiable informó que la reacción adversa fue una mielitis transversa, un problema neurológico muy grave.