Rubrica una cuenta de Twitter con más de 28 millones de seguidores a los que divierte con su peculiar sentido del humor y su genialidad, ha logrado transformar la industria de la automoción y nos quiere llevar a Marte… Elon Musk es el héroe por excelencia de nuestro tiempo y ostenta este título por méritos propios. Pero este emprendedor en serie proveniente de Sudáfrica, además de alcanzar innegables logros profesionales, toca algunas fibras en sus seguidores que los convierte en casi devotos. ¿Cómo lo consigue?
En primer lugar, vamos a situar al personaje: Elon Musk nació en Pretoria y, tras una compleja infancia en la que fue víctima de acoso escolar y sufrió el divorcio de sus padres, decidió ya de adulto fraguar su futuro en Estados Unidos, “donde todo es posible”, como posteriormente reconocería. Ya instalado en América, Musk fundó varias empresas, siendo PayPal, la que le haría realmente millonario y serviría de pasaporte para sus más faraónicos proyectos, como Tesla y SpaceX.
El atractivo de un genio muy peculiar
Si uno llegara a un bar y se topara con Elon Musk antes de ser un personaje famoso, ¿qué probabilidades tendría de establecer una conversación con él? De hecho, ¿llegaría a fijarse en él? Posiblemente sí, pero no por su carisma, ya que se trata de un perfil de carácter que no cautiva en un primer instante, pero que engancha a medida que se le conoce. Pero ahora nos resulta irresistible por un simple motivo: quiere cambiar el mundo y, en cierta manera, lo está logrando. ¿Exageramos? No tanto: este visionario no solo vaticinó, prematuramente , que los automóviles del futuro serían eléctricos, sino que llevó a cabo esta visión.
Estamos hablando de un doble hito: crear una empresa que fabrica automóviles en un mercado ya estructurado y depurado en torno a economías de escala y en el que entrar resulta francamente complejo, pero además hacer frente a todo un lobby establecido en torno a la industria de la movilidad. Este correoso grupo de poder miró en un principio con un gran desdén a este osado emprendedor, convencido de que sus planes se estamparían contra un muro en poco tiempo, pero luego llegó la preocupación a medida que Tesla iba tejiendo su red SuperCharger por el mundo y —lo que resulta más importante— que Musk lograba financiación para este “alocado” plan.
Intentar comprender lo que puede pasar por la cabeza de este genio únicamente con la gestión de Tesla resultaría abrumador para cualquiera, pero es que el de la automoción no es más que la punta del iceberg de otros planes, estos sí, mucho más transgresores. Cuando Elon Musk sostuvo que nos llevaría a Marte, la gente —que había visto los precedentes de Tesla— comenzó a tomárselo más en serio. Otro tanto puede decirse de él cuando, en medio de un atasco, decidió acabar con el tráfico perforando el subsuelo y permitiendo los viajes subterráneos: había nacido The Boring Company.
En el fondo, es un tipo de la calle…
Pero ser un genio y lograr lo inalcanzable ofrece el lado más salvaje de un mito, un personaje inalcanzable que uno nunca aspira a llegar a ser, y es aquí donde Elon Musk nos vuelve a sorprender: es, en realidad, un tipo de la calle, como tú y como yo. Y no, no nos estamos refiriendo a que usa el transporte público y hace la compra en el súper como cualquier otro mortal, sino a que Musk no tiene obstáculo en mostrar el niño que lleva dentro en cuanto tiene ocasión, como lo haríamos tú y yo.
Así, tiene por costumbre leer a sus seguidores en Twitter y hacer caso de sus alocadas sugerencias, como crear un lanzallamas, o bien atender a la sugerencia del propietario de un Tesla, un tal Joe, que se quejó del elevado sonido de las notificaciones del vehículo que llegaban a despertar a su hijo pequeño en viajes: la protesta dio paso al «Joe’s mode«, una función distribuida en la última actualización del sistema operativo del Model 3.
Y todo porque formuló las preguntas adecuadas y sin limitaciones
Estamos de acuerdo en que Elon Musk es un genio, como lo fue en su momento Steve Jobs y otros tantos personajes de la historia que han logrado cambiar del mundo. Pero ¿cómo lo logra? Los expertos nos sugieren que lo hacen al salir de su zona de confort, un mantra que habrás escuchado y leído en muchas ocasiones. Y te lo demostramos con una pregunta: ¿qué tienen en común Tesla, SpaceX y The Boring Company? En realidad solo una cosa: resuelven los problemas existentes de una forma transgresora.
Es decir, los automóviles de combustión son contaminantes, ruidosos y emplean un combustible fósil que no solo está destruyendo el planeta, sino que además es finito. ¿No se puede encontrar una fuerza motriz mejor? Está claro que muchos se plantearon esta pregunta antes, pero Musk fue capaz de ir más allá de la renuncia inicial al problema y aspirar a encontrar una solución viable económicamente: el Tesla. Otro tanto se puede decir de SpaceX: la idea de ir a Marte la han tenido muchos antes y grandes entidades como la NASA, pero Musk también se adelantó a los primeros cálculos y luchó hasta dar con un transporte capaz de ir… y volver.
Este peculiar personaje nos cautiva por todo esto y porque, al final, no es tan diferente a ti y a mí, pero su elemento diferencial es que ha logrado superar unas barreras que nos atenazan a todos. Esta es la gran lección que deberíamos aprender este y otros genios: no hay nada realmente imposible.