Con pérdidas por $702.1 millones de dólares cerró Tesla el primer trimestre de 2019, resultado que el fabricante de vehículos eléctricos atribuyó a la caída en la demanda y la imposibilidad de cumplir con las entregas programadas a causa de «desafíos imprevistos».
Luego de vender sus primeras 200 mil unidades, la firma con sede en Palo Alto sufrió a partir de enero la disminución a la mitad –de $7,500 a $3,750 dólares- del crédito fiscal federal que beneficiaba a sus clientes en Estados Unidos.
Paralelamente, la producción de su variedad más popular, el Model 3, apenas se incrementó 3 por ciento respecto del último cuarto de 2018, hasta los 62,975 ejemplares. Según Tesla, el “modesto” crecimiento se debió a “cambios en el proceso de producción por la introducción de nuevas versiones”.
Al respecto, las entregas del vehículo apenas llegaron a 50,928, 20 por ciento menos que entre octubre y diciembre del año pasado. Las entregas de Model S y Model X tampoco se comportaron mejor: cayeron 56 por ciento, hasta las 12,091 unidades.
De acuerdo a lo informado por la compañía estadounidense, el ensamblaje de sus variedades superiores experimentó una reducción de 43 por ciento, al contabilizar solo 14,163.
En una carta a los inversionistas, el CEO de la compañía, Elon Musk, vaticinó que las cifras correspondientes al lapso abril-junio también serán negativas, pero que habría ganancias en el tercer trimestre.
Tesla culminó los primeros 90 días del año con una liquidez de $2.2 billones de dólares, lo cual implicó una disminución de 40 por ciento frente al cierre de 2018. El resultado, explicó la empresa, se debió al pago de bonos por $920 millones de dólares de bonos.
De todas maneras, Tesla reafirmó sus intenciones para 2019 de entregar entre 360,000 y 400,000 ejemplares y alcanzar una producción cercana a las 500,000 unidades, números que dependen de la operación de la planta ubicada en China denominada Gigafactory.