Con tantas responsabilidades llenando nuestra vida diaria, a muchos nos gustaría tener un par de brazos extra para poder terminar todo a tiempo. Esa parece ser la idea que dio origen a Fusion, un creativo proyecto de investigación por parte de la Universidad Keio de Japón.
Presentado con gran éxito en la conferencia Siggraph 2018, Fusion ofrece a sus usuarios, literalmente, un segundo par de brazos. Pero lo que lo hace diferente de otros proyectos similares que hemos visto a lo largo de los años, es el hecho de que el operador de Fusion no es la misma persona que usa las extensiones mecánicas, sino es otro usuario humano, que controla los brazos de forma remota utilizando la magia de la realidad virtual. Esencialmente, te da dos cuerpos, y dos cerebros, por el precio de uno.
Para conocer más al respecto, conversamos con Yamen Saraiji, uno de los desarrolladores del proyecto. «Fusion es un sistema de mochila de telepresencia que actúa como una extensión (o sustituto) del cuerpo del usuario, y permite que otro usuario remoto pueda sumergirse y operarlo», dijo Saraiji a Digital Trends. «La mochila está equipada con dos brazos humanoides y una ‘cabeza’, y al usarla: dos personas pueden compartir el mismo cuerpo y acciones físicas», explicó.
El proceso es innovador e interesante. Una persona remota utiliza un casco de realidad virtual para ver imágenes en vivo de la visión binocular de la cabeza del robot, y puede controlar los brazos de forma natural con dos controles de mano. Por lo tanto, el usuario puede sentirse «fusionado» con el cuerpo sustituto, y ambos pueden compartir las acciones y movimientos, de allí el nombre del sistema robótico.
“Este sistema puede habilitar una amplia variedad de aplicaciones y escenarios, que se pueden explorar al continuar su uso», añadió Saraiji. Una de las ideas que él y su equipo tienen para Fusion es ayudar a los individuos a realizar acciones o movimientos, por ejemplo, podría ser utilizado por un terapeuta para ayudar con la terapia física de un paciente.
«Desde nuestra perspectiva de investigación, nos hemos centrado en las tecnologías aumentativas para el cuerpo, y sus aplicaciones para mejorar nuestro bienestar», continuó Saraiji. «Para Fusion, imaginamos una situación en la que nuestros cuerpos pueden convertirse en sustitutos para otros, de modo que podamos realizar tareas colectivas y resolver problemas desde un cuerpo compartido”.
El problema más evidente con el que se encontraron fue la colaboración inconexa entre personas remotas que fueron conectadas activamente en los sistemas de telepresencia, pero esta situación no parece detener su objetivo. “Con el concepto propuesto de ‘compartir el mismo cuerpo’, no solo resolvemos el problema de la colaboración, sino que también proponemos su potencial como un sistema de transferencia de habilidades y rehabilitación», concluyó Saraiji.
Una gran ventaja de Fusion es que el usuario remoto obtiene prácticamente la misma perspectiva que la persona que usa la mochila, lo que facilitaría trabajar al unísono en las tareas físicas. En el mejor de los casos, sería como tener un amigo detrás de ti, ayudándote cuando necesitas una mano extra.