Los wearables enfocados al fitness -como los de Fitbit e incluso el reloj de Apple– son cada día más habituales. Están, prácticamente, en todas partes y no es de extrañar. Según los analistas, este mercado podría alcanzar los $ 19,000 millones de dólares en 2018.
Sin embargo, algunas empresas se han posicionado mejor que otras en este campo como, por ejemplo, Moov que ha presentado este semana Moov HR, un rastreador de actividad que mide el ritmo cardíaco con una precisión milimétrica.
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El Moov HR se ha creado partiendo del Moov Now, que ya cosechó elogios por su enfoque innovador. Pero en lugar de medir, simplemente, el número de pasos, las calorías y la distancia, alimenta estos datos con inteligencia artificial para guiar al usuario con ejercicios orientados a ciertos objetivos.
El primer Moov, sin embargo, omitía un seguimiento de la frecuencia cardíaca y la solución obvia era introducir un seguimiento con un sensor incorporado, pero los tres fundadores de Moov, Nikola Hu, de Tony Yuan, y Meng Li, querían algo diferente. «Hay muchos monitores de ritmo cardíaco en el mercado, pero algunos son muy inexactos», subraya Hu. «Y es muy peligroso hacer entrenamientos en base a unos datos erróneos», añade.
Así que el equipo de Moov tomó un rumbo diferente y se decantó por la cabeza, más concretamente, por la frente. El motivo fue que los sensores de «luz verde» -la tecnología mediante la cual la mayoría de los seguidores de actividad miden la frecuencia cardíaca- miden la frecuencia cardíaca mediante la penetración de las capas superiores de la piel con luz visible. Es un principio conocido como PPG. Pero, ¿qué tiene eso que ver con las cintas para la cabeza?
Las capas de la piel alrededor de la zona de la sien son mucho más delgadas que las de la muñeca, explica Yuan. «La muñeca no es uno de los mejores lugares para medir el ritmo cardíaco. Hay muchas estructuras complejas y tejidos», matiza. Así que realizando dichas mediciones desde la frente, el equipo de Moov HR sostiene que puede medir la frecuencia cardíaca con mucha más precisión.
Y para demostrarlo, Yuan realizó una serie de sentadillas mientras usaba el Moov HR y un wearable de Fitbit y ver así la evolución de su frecuencia cardíaca. Después de un minuto, el Moov HR ofreció no sólo una lectura más alta que la de Fitbit, sino que mucho más próxima al registro histórico de la frecuencia cardíaca de Yuan: en un momento dado reportó 118 latidos por minuto, en comparación con los 78 de Fitbit.
Además, «el software y el algoritmo del Moov HR están optimizados para dicha localización (la frente) y están optimizados específicamente para el ritmo cardíaco», señala Yuan. Y la aplicación móvil se ha rediseñado para registrar la frecuencia cardíaca en tiempo real en un gráfico de barras, ofreciendo «zonas de entrenamiento y objetivos basados en la intensidad». De manera que una figura animada te guiará a través de una serie de entrenamientos cronometrados, mientras la evolución de la frecuencia cardíaca se muestra en la esquina superior izquierda de la pantalla.
Incluso Moov HR está disponible en dos versiones diferentes: el Moov Sweat, con una cinta elástica par la cabeza, y el Moov Swim, con un gorro de natación. Ambos modelos ya se pueden reservar por $60 dólares o comprar juntos por $100.