A principios de este año, Mitsubishi admitió haber manipulado sus datos de economía de combustible en Japón. Por ello ahora el gobierno nipón a ordenado al fabricante de automóviles detener las ventas de sus modelos debido —justamente—al falseo de datos de sus índices de ahorro de combustible.
El Ministerio de Transporte de Japón ha ordenado a Mitsubishi suspender la venta de ocho de sus modelos después de que una investigación demostró que ahorraban menos combustible del anunciado, según ha informado Automotive News (requiere suscripción). Los investigadores encontraron que el ahorro de combustible en estos modelos era un 4.2% inferior al que Mitsubishi anunciaba a sus consumidores, aunque en algunos casos ese porcentaje subía al 8.8%.
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Entre los modelos afectados se encuentran versiones del Pajero (conocido también como Montero en algunos países), el Outlander, y RVR (vendido como Outlander Sport en los EE.UU.). Estos se suman a los cuatro modelos que Mitsubishi admitió haber manipulado en sus índices de economía de combustible, cuando el escándalo estalló por allá por abril. Ese grupo incluía algunos autos fabricados por Mitsubishi para ser vendidos por Nissan, quien compró una participación mayoritaria de este fabricante asediado por el escándalo.
Mientras que los primeros cuatro modelos afectados eran todos pequeños «kei» que se venden sólo en Japón, el último grupo de vehículos involucrados incluye modelos que se venden en los EE.UU. de momento, la paralización de las ventas sólo se aplica a los automóviles ofertados en Japón, ya que los reguladores americanos aún no han encontrado ningún problema en los informes presentados por Mitsubishi.
El fabricante japonés ha asegurado que utiliza diferentes procedimientos de medición, y que las regulaciones gubernamentales son de 1991. Estos pruebas “no reguladas” de Mitsubishi entregan unos índices de economía de combustible más altas que las manejadas por los organismos gubernamentales. Por lo demás, una investigación interna atribuyó esta decisión deliberada de “engañar” a la presión que pesa sobre los ingenieros para producir buenos resultados, además de otros factores como la falta de comunicación dentro de la empresa.
Al igual que con Volkswagen y sus vehículos con motor diesel (el ya tristemente célebre dieselgate), se espera que Mitsubishi compense a los propietarios japoneses por esta sobrestimación de la economía de combustible, asunto complicado si consideramos que se esperan unas pérdidas netas de $ 1.4 mil millones este año, poniendo en números rojos la contabilidad del fabricante japonés por primera vez en ocho años.