El cerebro no percibe los sonidos de la música simultáneamente mientras se están reproduciendo. Una nueva investigación entrega evidencia sobre este hecho y el conocimiento que tienen los músicos sobre el sonido y el tiempo.
Se sabe que existen reglas que cumplen quienes crean música, sin embargo, rara vez ellos son conscientes de qué es lo que hacen para que la música y los sonidos “suenen bien”.
«Cuando hablamos con los músicos y los productores, queda claro que ellos simplemente ajustan los sonidos automáticamente para conseguir el tiempo correcto, es una forma de conocimiento implícito», señala Guilherme Schmidt Câmara, del Centro de Estudios Interdisciplinarios en Ritmo, Tiempo y Movimiento RITMO de la Universidad de Oslo.
Para hacer este conocimiento más explícito, los investigadores han estudiado los factores que influyen en la percepción del sonido.
Así, han encontrado un patrón y se han dado cuenta de que nuestra percepción de la sincronización está estrechamente vinculada con la calidad del sonido, ya sea agudo o suave, corto o largo y tambaleante.
Esta percepción en el tiempo se basaría en reglas psicoacústicas esenciales, es decir, en cómo el cerebro percibe las señales de sonido.
En algunos contextos, los investigadores señalan que apenas se necesita una fracción de segundo para percibir ciertas diferencias en los sonidos, de diez a veinte milisegundos serían suficientes, según sus hallazgos.
Así, la percepción en cuanto al tiempo y sonido sería muy precisa.
«Comparado con lo que percibimos con nuestros ojos, nuestra precisión en términos de tiempo y sonido es extremadamente precisa”, aseguran los autores.
“Esto nos hace muy sensibles a las diferencias espaciales de sonido. Pero también, cuando escuchamos diferencias en las voces, ya sea que alguien esté enfadado, triste, feliz o molesto, utilizamos información de audio finamente engranada para interpretar lo que esa voz está comunicando realmente».
Los científicos también afirman que la música resulta un buen tema de investigación para descubrir cómo percibimos el sonido y cómo lo estructuramos en el tiempo.
«Se podría decir que la música está constantemente experimentando con nuestros sentidos», agregan.