Las moscas son seres vivos increíblemente complejos, de hecho tienen una visión extraordinaria que les permite controlar la velocidad del vuelo. Esa fue justamente una de las conclusiones que descubrieron científicos de la Universidad de Penn al analizar la mosca de la fruta.
Los investigadores describieron los movimientos de este díptero tras atarlos en un simulador de vuelo de realidad virtual construido con luces LED y grabado con cámaras de alta velocidad.
“Si puedes estudiar las moscas haciendo lo que mejor saben hacer, volar, puedes encontrar algunas soluciones de ingeniería increíbles que ya existen en biología”, dijo Benjamin Cellini, estudiante de doctorado en ingeniería mecánica y primer autor del artículo.
Lo significativo del estudio es que los investigadores determinaron que la mosca de la fruta utilizaba estos movimientos oculares para coordinar rápidamente sus alas en respuesta a lo que estaban viendo. Dado que los ojos de las moscas están fijos en la cabeza, los investigadores rastrearon los movimientos de la cabeza para inferir dónde miraban.
Jean-Michel Mongeau, profesor asistente de ingeniería mecánica y director del Bio-Motion Systems Lab, comentó que, «mi laboratorio está interesado en la detección activa, que es una rama de la ingeniería y la biología que estudia cómo el movimiento del sensor, como los ojos que escanean una habitación, puede mejorar la detección en sí».
Una de las conclusiones de esta investigación es que la visión de las moscas reaccionan hasta cuatro veces más rápido que sus alas y extremidades.
“Hemos demostrado que sus ojos pueden controlar y estabilizar su visión mejor de lo que pensamos originalmente, al reducir el desenfoque de movimiento”, dijo Benjamín Cellini. “Al igual que en los deportes, enseñan a los jugadores de béisbol a seguir la pelota con los ojos para reducir el desenfoque y aumentar el rendimiento de bateo”.
Por su parte Mongeu agregó que, «un principio importante que descubrimos aquí fue que los ojos de las moscas ralentizan el movimiento visual que entra en el cerebro y este proceso mejora su comportamiento de vuelo».
Finalmente, Cellini señaló que este estudio es vital para aplicar estas técnicas de la naturaleza en la aplicación de nuevas tecnologías.
“En ingeniería, se le enseña a aplicar principios de las matemáticas y la física para resolver problemas. Si desea construir un robot para volar en Marte, puede utilizar conceptos de ingeniería para proporcionar posibles soluciones. Pero no siempre tenemos que desarrollar ideas desde cero; también podemos buscar inspiración en la naturaleza».