Su nombre clave fue Trinity y se realizó el 16 de julio de 1945, un día como hoy hace 76 años. Se trató de la primera detonación de una bomba nuclear a modo de ensayo y el primer encuentro de la humanidad con este tipo de armas de destrucción masiva.
La prueba Trinity se efectuó en el desierto de Nuevo México a las 5:30 de la mañana, en un sector tan seco que era conocido como la Jornada del Muerto.
Aquella detonación, que fue exitosa, estuvo marcada por la tragedia, porque condicionó lo que ocurriría menos de un mes después con Little Boy y Fat Man, las bombas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki, respectivamente.
De hecho, esta última usaba como material fisionable plutonio, el mismo utilizado en Trinity.
Si bien las cifras oficiales varían, se estima que entre ambos trágicos eventos fallecieron entre 150,000 y 250,000 personas.
Trinity fue posible gracias al Proyecto Manhattan, que incentivó la investigación científica en torno a la exploración de distintas armas atómicas que eran capaces de liberar grandes cantidades de energía mediante una reacción nuclear en cadena. Esto pese a las advertencias hechas al Gobierno de Estados Unidos de varios científicos importantes, uno de ellos Albert Einstein.
Manhattan terminó con la preparación del ensayo Trinity. Para estas pruebas se debió construir una ciudad especialmente destinada al desarrollo de la bomba atómica, trabajos dirigidos por J. Robert Oppenheimer.
Un gran supersol verde
La prueba Trinity congregó a un gran número de científicos, personal militar y varios profesionales de distintos ámbitos que quisieron ser testigos de la detonación.
Ellos se ubicaron en búnkers de observación especiales distribuidos a distintas distancias de la llamada zona cero. La prueba estuvo a punto de suspenderse debido a una intensa tormenta la noche anterior.
Poco antes de las 5:30, la gente empezó a ubicarse en los búnkers y a colocarse máscaras de soldador para ver la prueba. Algunos físicos, ubicados a 32 kilómetros de la zona de la explosión, incluso repartieron protector solar.
Según testigos, en el S-10000, el búnker principal, un ansioso Oppenheimer se apoyó en un poste para estabilizarse al tiempo que murmuró: “Señor, estos asuntos son difíciles para el corazón”, segundos antes de la explosión.
A la hora señalada, el dispositivo explotó con una energía equivalente a 19 kilotones, unas 19,000 toneladas de TNT. La explosión dejó un cráter en el desierto de tres metros de profundidad y 330 de ancho.
Según testigos, al momento de la explosión, las montañas de las cercanías fueron iluminadas durante algunos segundos, y los colores observados variaban desde morado y verde hasta blanco.
La onda de choque pudo sentirse a 160 kilómetros de distancia y la nube en forma de hongo alcanzó los 12 kilómetros.
William Laurence, periodista de The New York Times que observó la prueba a 32 kilómetros de distancia, escribió:
“Fue un amanecer como el mundo nunca ha visto. Un gran supersol verde subió en una fracción de segundo a una altura de más de 2.5 kilómetros, elevándose cada vez más alto hasta tocar las nubes, al tiempo que iluminó la tierra y el cielo con un brillo deslumbrante por su intensidad”.
Hasta hoy, Trinity es considerado uno de los eventos culturales y sociales más importantes del siglo XX.