La obra de Leonardo da Vinci es una herencia invaluable del siglo XV. Desde la ingeniería hasta la anatomía, allanó el camino para muchas disciplinas científicas.
Pero un equipo interdisciplinario de investigadores italianos y austríacos está decidido a seguir desentrañando los misterios que rodean su figura.
¿Podrían los estudios moleculares revelar datos interesantes del pasado? Los investigadores estudiaron el microbioma de siete dibujos diferentes de Leonardo da Vinci.
El estudio molecular de piezas de arte ya ha demostrado ser un enfoque valioso. Para ello, usaron un enfoque genómico llamado Nanopore, para revelar por primera vez la composición completa del microbioma de varios de los dibujos de Da Vinci.
Los resultados del estudio, publicado en la revista Frontiers in Microbiology, muestran un sorprendente dominio de las bacterias sobre los hongos.
Hasta ahora, se pensaba que los hongos eran una comunidad dominante en el arte en papel y tendían a ser el foco principal del análisis microbiano, debido a su potencial de biodeterioro.
Una alta proporción de estas bacterias son típicas del microbioma humano, ciertamente introducidas por el manejo intensivo de los dibujos durante los trabajos de restauración, o corresponden a microbiomas de insectos, que podrían haber sido introducidos, hace mucho tiempo, a través de moscas y sus excrementos.
El rastro invisible
Una segunda observación interesante es la presencia de ADN humano.
Desafortunadamente, los investigadores no lograron establecer si el ADN proviene de Leonardo da Vinci, ya que también podría haber sido introducido durante los procesos de restauración.
Tanto para las comunidades bacterianas como fúngicas, se puede observar la correlación con la ubicación geográfica de los dibujos.
En conjunto, los insectos, los restauradores y la localización geográfica parecen haber dejado un rastro invisible a la vista en los dibujos.
Si bien es difícil decir si alguno de estos contaminantes se originó en el momento en que Da Vinci estaba esbozando sus dibujos, Guadalupe Piñar destaca la importancia que podría tener el seguimiento de estos datos.
“La sensibilidad del método de secuenciación Nanopore ofrece una gran herramienta para el seguimiento de los objetos de arte. Permite la evaluación de los microbiomas y la visualización de sus variaciones debido a situaciones de detrimento.”, sostuvo Piñar.
La experta agregó que “puede utilizarse como un bioarchivo de la historia de los objetos, proporcionando una especie de huella dactilar para comparaciones actuales y futuras”.
Por lo tanto, los científicos podrían desarrollar nuevos métodos no solo para conservar la apariencia visual del arte, sino también para documentar el viaje invisible de nuestro patrimonio artístico y cultural.