Las redes sociales permiten que la información sea transmitida de manera más rápida para llegar a un mayor número de personas en poco tiempo.
El problema es que esto también ha motivado la propagación de noticias falsas, lo que constituye un serio riesgo, en especial cuando abordan temas delicados, como las elecciones presidenciales o la pandemia de coronavirus.
Lo inquietante es que todo indica que este problema seguirá presente el próximo año en redes sociales, quizá de manera más grave.
Así por lo menos lo adelantan tres expertos en un artículo publicado por The Conversation. Estos son algunos de los puntos que más deberían preocuparnos para el próximo año en materia de desinformación:
Regulación escasa
De acuerdo con Anjana Susarla, profesora de Sistemas de Información de la Universidad Estatal de Míchigan, uno de los motivos por los que se ha disparado el número de fake news en las redes sociales es la escasez de mecanismos reguladores.
“Obligar a la transparencia y dar a los usuarios un mayor acceso y control sobre sus datos podría contribuir en gran medida a resolver los problemas de la desinformación”, explica la investigadora.
“Pero también se necesitan auditorías independientes, que incluyen herramientas que evalúen los algoritmos de las redes sociales”.
Otro aspecto destacado por Susarla es que los sesgos raciales y de género de los algoritmos usados por las plataformas sociales agravan el problema de la desinformación.
“Aunque las empresas de redes sociales han introducido mecanismos para destacar las fuentes de información fidedignas, soluciones como etiquetar las publicaciones como desinformación no resuelven los sesgos raciales y de género en el acceso a la información”, explica.
Más divisiones
Dam Hee Kim es profesora de Comunicación en la Universidad de Arizona. Ella advierte que, en el último tiempo, el problema de las noticias falsas se ha vuelto más grave, llegando incluso a provocar muertes en el caso de la pandemia de COVID-19.
Otro aspecto inquietante es que, mediante las fake news, las redes sociales —originalmente desarrolladas para unir a las personas— pueden llegar a profundizar las diferencias y el distanciamiento entre ellas.
“Esto hace que los ciudadanos que consumen noticias en las redes sociales se vuelvan cínicos no solo con respecto a las instituciones establecidas, como los políticos y los medios de comunicación, sino también con respecto a otros votantes”, señala la docente.
El problema de la propaganda
Ethan Zuckerman es profesor de Política Pública, Comunicación e Información de la Universidad de Massachusetts Amherst.
El investigador proyecta que, en 2022, plataformas como Facebook serán utilizadas con mayor frecuencia para compartir propaganda política, lo que puede derivar en un explosivo aumento de noticias falsas.
“La mayor parte de la desinformación no es el resultado de un malentendido inocente; es el producto de campañas específicas para promover una agenda política o ideológica”, señala.
Esto motiva a que las compañías que ofrecen estos servicios asuman una actitud más participativa y responsable al momento de filtrar el contenido que puede ser considerado dañino y que proviene de fuentes desconocidas.