El leñador quiere dejar de cortar árboles. Luego de la polémica alrededor de Facebook por cómo lucra con los datos de sus usuarios, la compañía se plantea cambiar por completo su modelo de negocio al diseñar productos con el respeto a la privacidad de los usuarios como mantra. O al menos así lo quiere su vicepresidente Andrew Bosworth, quien en un comunicado interno dice que obtener millonarias ganancias a costa de la privacidad de los usuarios ya no es viable.
El memorando se titula “The Big Shift” (El gran cambio), y si se cumple a cabalidad lo que señala, más que un cambio sería una revolución. “En lugar de imaginar un producto y adaptarlo para que se ajuste a los estándares modernos de privacidad y seguridad de datos, vamos a invertir nuestro proceso: comenzaremos asumiendo que no podemos recopilar, usar ni almacenar ningún dato”, dice Bosworth en fragmentos recogidos por el portal Big Technology y que podría significar un cisma al interior de Facebook —o un ardid publicitario—, por años pensada para obtener e interpretar la información de sus usuarios con fines publicitarios.
“No quiero que solo cumplamos con las expectativas de privacidad de los consumidores de hoy. Quiero que diferenciemos nuestros productos por su privacidad. Hagamos que otras empresas se esfuercen por estar a nuestra altura”, dijo Bosworth.
El memorando, sin embargo, choca con la realidad financiera de Facebook, que en el tercer trimestre de 2020 reportó ingresos publicitarios por $21,221 millones de dólares a partir de productos diseñados para vender aquello que los usuarios necesitan o creen necesitar. De ese tamaño es el botín financiero al que renunciaría Facebook. Y es que la maquinaria publicitaria de este conglomerado de redes sociales se ha perfeccionado para que trimestre a trimestre los ingresos por publicidad sean mayores.
Pero los tiempos son otros, dice Bosworth. Atrás quedó la época en la que los usuarios estaban dispuestos a sacrificar su privacidad en aras de recibir productos perfectos. “La tendencia internacional ahora dice que la gente está dispuesta a sacrificar la calidad del producto”, sostiene el ejecutivo.
Esa tendencia se habría modificado con el escándalo alrededor de WhatsApp, que amagó con dejar sin servicio a los usuarios que no aceptaran las nuevas condiciones de uso, que básicamente daba mayor acceso a Facebook a sus datos. La medida, sobre la que Facebook optó por dar marcha atrás, inició una serie de críticas hacia Facebook y sus servicios por la forma en la que lucra con los datos de sus usuarios.
El escándalo también provocó, al menos, que usuarios descargaran otras plataformas de comunicación como Telegram y Signal, que aunque no utilizan los datos de sus usuarios con fines publicitarios, tampoco reportan, ni de cerca, los mismos ingresos que Facebook.