Decepcionantes fueron los resultados de Solidarity, uno de los ensayos más grandes del mundo de tratamientos contra el COVID-19, según un preinforme publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El documento liberado por la agencia sanitaria reveló que ninguno de los cuatro tratamientos que formaron parte del estudio, incluyendo el publicitado antiviral remdesivir, aumentó la supervivencia de los pacientes, según consignó la revista Science.
El ensayo consideró la participación de más de 11,000 pacientes de 400 hospitales del mundo, de acuerdo a la preimpresión publicada en medRxiv, antes de inclusión en The New England Journal of Medicine.
El estudio Solidarity evaluó el potencial médico de cuatro tratamientos: la hidroxicloroquina (usada contra la malaria), la combinación ritonavir/lopinavir (para el VIH), el remdesivir (para el ébola) y el interferón-beta (para la esclerosis múltiple).
Las expectativas de la hidroxicloroquina y la combinación ritonavir/lopinavir se habían desvanecido, después de que el ensayo británico Recovery mostrara en junio que no aumentaron la supervivencia.
Aunque todavía había esperanzas para el remdesivir y el interferón-beta, el informe de la OMS reveló que ninguno de esos tratamientos redujo la mortalidad ni retrasó el momento en que los pacientes necesitaron ventilación.
Remdesivir, que ataca una enzima específica en varios virus que usan ARN y fue probado previamente contra el ébola, había sido considerado inicialmente un candidato prometedor. Estudios recientes en Estados Unidos ya habían desestimado su eficacia para reducir la mortalidad.
Resultados decepcionantes
Según los resultados del ensayo Solidarity, el remdesivir tiene una eficacia reducida en pacientes con cuadros graves de COVID-19. De los 2,743 pacientes hospitalizados que recibieron el fármaco, el 11 por ciento murió, frente al 11.2 por ciento del grupo de control.
«Esto excluye absolutamente la sugerencia de que remdesivir puede prevenir una fracción sustancial de todas las muertes», escriben los autores.
De todos modos, los resultados más decepcionantes fueron para el interferón beta. La mortalidad entre las 2,050 personas que recibieron ese fármaco (solo o en combinación con lopinavir / ritonavir) fue del 11.9%, frente al 10.5% en el grupo de control.
Estudios anteriores han sugerido que el interferón solo puede ayudar si se administra temprano y no una vez que los pacientes han sido hospitalizados.
Los reparos de la farmacéutica
El fabricante del remdesivir, Gilead Sciences, planteó reparos sobre el estudio, asegurando que se consideró un acceso un universo heterogéneo de la población.
“No está claro si se pueden extraer hallazgos concluyentes de los resultados del estudio”, dijo en un comunicado.
La compañía recibió el preinforme de Solidarity el 28 de septiembre, según la OMS.
El 8 de octubre firmó un acuerdo de $1,000 millones de dólares ($1 billón) con la Comisión Europea por un suministro de 6 meses del medicamento.
El lado positivo
Pese a los resultados, los científicos elogiaron el estudio sin precedentes, porque ayudó a aclarar la eficacia de cuatro tratamientos que podrían haber sido reutilizados, debido a su prometedor potencial contar el COVID-19.
El lado positivo puede ser que el juicio en sí, sin precedentes en varios sentidos, tuvo éxito. Establecido en poco tiempo en marzo cuando la pandemia envolvió al mundo, utilizó un protocolo simple que permitía a los médicos en hospitales sobrecargados en cualquier lugar asignar al azar a sus pacientes
«Nos encantaría tener un medicamento que funcione, pero es mejor saber si un medicamento funciona o no que no saberlo y seguir usándolo», afirmó el científico jefe de la OMS, Soumya Swaminathan.