El extraño comportamiento de un joven gorila llamó la atención del personal del zoológico de Lincoln Park, Chicago. El problema de Amare es que queda absorto con las fotografías y los videos de los teléfonos inteligentes de los visitantes.
Para evitar la situación, el personal del recinto ha interpuesto una cuerda entre los asistentes y la mampara de cristal. Además, piden reservadamente no exponer al gorila al material audiovisual de los dispositivos.
En fechas recientes, el primate de 415 libras (188 kilos) fue incapaz de responder las muestras de agresividad de otro macho adolescente. Y eso preocupa a especialistas como Stephen Ross, director del Centro Lester E. Fisher para el Estudio y la Conservación de los Simios.
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“Es probable que se trate de un fenómeno temporal. Cuanto más interés muestra, más gente quiere interactuar con él”, comentó a Chicago Sun-Times. “Es algo que hemos notado y hemos hablado mucho sobre una estrategia para abordarlo”, añadió el especialista.
La paradoja es que Ross tiene hijos adolescentes, quienes también pasan más tiempo del adecuado frente a las pantallas. “En muchos sentidos, [el proceso de enseñanza familiar] es similar a lo que hacemos aquí [en el zoológico]”, narró.
El especialista contó que lleva 25 años trabajando con grandes simios y muchas de sus estrategias de crianza se inspiran en su experiencia doméstica. Su objetivo es guiar a Amare, quien vive separado con otros tres gorilas de su edad. Según relató, la convivencia es fraterna, “pero también hay cierta agresividad y se trata de averiguar quién manda en el grupo”.
“Si queremos hacer lo mejor para los animales, entonces podemos resistirnos a ese deseo de sentarnos allí y mostrarle fotos”, clamó. Para Ross, alejar al gorila de las pantallas es la única forma de que alcance un adecuado desarrollo como adulto.