La semaglutida, un medicamento inyectable utilizado para el tratamiento de la diabetes tipo 2, podría ofrecer una forma no quirúrgica efectiva para reducir el peso y tratar la obesidad en este grupo de la población.
Así lo reveló un estudio de la Universidad de Texas Southwestern (UTS), publicado en la revista The Lancet, que evaluó los efectos de pérdida de peso de este medicamento en pacientes con diabetes tipo 2.
Las personas con diabetes pierden peso de forma más lenta que el resto de la población, afirmó la investigadora Ildiko Lingvay, pero la semaglutida podría acelerar este proceso.
“En los cuatro ensayos clínicos completados hasta ahora, las personas tratadas con este medicamento perdieron un promedio de 10 a 17 por ciento de su peso corporal”, aseguró.
Los resultados se acercan a las tasas que se obtienen con la cirugía bariátrica, que permite una pérdida de peso de 20 a 30 por ciento.
Cómo funciona la semaglutida
Los medicamentos como la semaglutida se han utilizado durante más de una década para tratar a las personas con diabetes.
Aunque su uso está aprobado para reducir los niveles de azúcar en la sangre (con una dosis de 0.5 mg o 1 mg una vez por semana), la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos evalúa usarlo para controlar el peso (con una dosis mayor de 2.4 mg).
El estudio STEP 2, un ensayo clínico de fase 3, involucró a más de 1,200 adultos con diabetes tipo 2 que tenían sobrepeso u obesidad.
La pérdida de peso promedio entre los participantes tratados con semaglutida en una dosis de 2.4 mg fue de 21.4 libras (9.7 kilos), en comparación con 7.7 libras (3.5 kilos) en el grupo de placebo.
“Más de una cuarta parte de los participantes perdieron más de 15 por ciento de su peso corporal, el mejor resultado que obtuvimos con cualquier medicamento para bajar de peso en pacientes con diabetes”, añadió la investigadora.
El fármaco suprime los centros del apetito en el cerebro para reducir la ingesta calórica, aseguró Lingvay. “El medicamento le dice continuamente al cuerpo que acaba de comer, que está lleno”, apuntó.
Los participantes recibieron una inyección subcutánea una vez a la semana. Además, se reunieron con un nutricionista para ayudarlos a seguir un plan de alimentación reducido en calorías.
El fármaco se recomienda para uso de por vida y no se debe suspender una vez que se logre la pérdida de peso, agrega. “La obesidad es una condición médica crónica. No es algo que se trate como la gripe”, puntualizó.