Con el objetivo de minimizar su impacto sobre la observación astronómica, SpaceX modificará la forma en que lanza sus satélites, cómo orbitan la Tierra e incluso los materiales con que están construidos, todo lo cual se traduce en posibles interferencias y contaminación lumínica.
Así lo expuso la propia firma propiedad de Elon Musk durante la Encuesta Decadal sobre Astronomía y Astrofísica 2020 (Astro2020), organizada por la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos, según reseñaron medios como Universe Today.
«El diseño de los Starlink se basa en el hecho de que vuelan a una altitud muy baja en comparación con otros satélites de comunicaciones. Hacemos esto para priorizar la seguridad del tráfico espacial y minimizar la latencia de la señal entre el satélite y los usuarios que están recibiendo el servicio de internet. Debido a la baja altitud, la resistencia es un factor importante en el diseño», explicó la compañía.
La primera medida de SpaceX ha sido probar un satélite experimental menos reflectante, llamado DarkSat. Universe Today detalló que “esta clase de satélite aprovecha una matriz en fase oscura y antenas parabólicas para reducir el brillo estimativamente en 55 por ciento”.
Dado que aparatos de sus características pueden brillar intensamente debido a la radiación que absorbe la pintura negra, la firma también estudia implementar una especie de visera. Según recalcó el mismo medio, las antenas parabólicas también tendrán cubiertas para reducir su reflejo y el primer prototipo se desplegará prontamente.
En paralelo, SpaceX pretende tiene la intención de modificar la forma en que sus satélites se mueven desde el despegue hasta el estacionamiento y cómo orbitan. La idea es que estén en el mismo plano que el vector del Sol para disminuir la luz reflejada.
Universe Today afirmó que la aparición de nuevos satélites ha generado gran controversia entre la comunidad científica. Por ejemplo, la Unión Astronómica Internacional (IAU) sostuvo que los reflejos “pueden ser perjudiciales para las capacidades sensibles de los grandes telescopios terrestres, incluidos los telescopios de gran angular actualmente en construcción».
“En segundo lugar, a pesar de los notables esfuerzos para evitar interferir con las frecuencias de radioastronomía, las señales de radio agregadas emitidas por estas constelaciones de satélites aún pueden amenazar las longitudes de onda de radio de las observaciones”, añadió.
Diseñada para dar acceso a banda ancha en todo el mundo, la flota de Starlink está compuesta por 422 dispositivos. El estreno se produjo en mayo de 2019, con el lanzamiento de los primeros 60.