La leyenda decía que las Macintosh eran inmunes a los temidos virus informáticos. El mito se labró a lo largo de 22 años, pero la venda cayó de los ojos el 14 de febrero de 2006, cuando la firma de ciberseguridad Intego informó sobre el hallazgo del primer malware desarrollado para afectar las computadoras de Apple.
Los investigadores lo identificaron como Leap.A, aunque debido a que renombraba los archivos que infectaba como “oompa”, fue conocido popularmente como “oompa-loompa”, en referencia a las peculiares criaturas de la fábrica del chocolatero ficticio Willy Wonka.
El malware actuaba de forma peculiar. No se distribuía a través de internet, como estilaban los virus informáticos más populares de la época, sino mediante redes locales y el protocolo de mensajería de la aplicación iChat de Apple. Una vez que se abría camino, Leap.A aparecía como el archivo latestpics.tgz. Abrirlo mostraba lo que parecía el ícono de una imagen en formato JPG. Una vez en el sistema, el malware se encargaba de editar los archivos de aplicaciones instaladas por los usuarios —no afectaba las cargadas por defecto por Apple— hasta dejarlas inutilizables.
Apple no tuvo más remedio que reconocer su existencia. Y aunque recurrió a tecnicismos para decir que no era propiamente un virus, la leyenda labrada a lo largo de 22 años de inmunidad contra los temibles virus informáticos llegó a su fin.
La prevalencia con la que los virus informáticos aparecían en la plataforma de Apple contribuyó a que mantuviera la buena reputación sobre la seguridad de su sistema operativo. No obstante, expertos en programación y ciberseguridad comenzaron a señalar que si bien Macintosh era un sistema más seguro que Windows, en la escasez de malware también jugaba la diminuta proporción de usuarios de Apple en la época.