Cuando se trata de seguridad en nuestras comunicaciones no deberíamos buscar la plataforma más rápida o social, tampoco la más popular ni fácil de usar. Un experto responde por qué Signal, y no WhatsApp ni Telegram, nos garantiza que todo lo que comunicamos vía texto y audio no sea rastreado ni podamos ser suplantados maliciosamente.
En una era inundada de plataformas de mensajería y comunicación electrónica, el espionaje de las conversaciones digitales ha afectado a una gran cantidad de figuras públicas, como la presentadora mexicana de noticias Carmen Aristegui o el periodista Jamal Khashoggi, un colaborador del diario estadounidense The Washington Post que fue asesinado en el consulado de Arabia Saudita en Estambul, Turquía.
Pero, por supuesto, no solo las personalidades están expuestas a la filtración de datos. En octubre de 2019, Facebook demandó a NSO Group, la empresa israelí responsable del software malicioso Pegasus, tras descubrirse el envío del virus a cerca de 1,400 usuarios de WhatsApp para interceptar conversaciones de texto y voz.
Entonces, ¿cuál debería ser la opción cuando necesites comunicar información sensible o bien tengas la sospecha de ser vigilado? La aplicación más segura de mensajería es Signal. Por lo menos, así lo ha planteado Derechos Digitales, una organización sin fines de lucro que desde 2005 se ocupa de la defensa y promoción de los derechos humanos en el entorno digital.
Desde la ONG, el analista en tecnología Miguel Flores recuerda que es preciso exigirle a este tipo de herramientas cifrado de punto a punto (e2e), lo cual garantiza que solo quien envía y quien recibe “puedan descifrar el mensaje a través de la combinación de claves públicas y privadas”.
“Cualquier tipo de comunicación que no esté cifrada es factible de ser revisada o usurpada por terceros”, refuerza. Eso es lo que podría ocurrir con gigantes como WhatsApp o Telegram, que se hallaban entre las ocho aplicaciones más descargadas del mundo a mediados de 2019, de acuerdo con el portal Statista.
Además del cifrado de punto a punto, conocido en inglés como end to end encryption, el analista recuerda que los mensajes de Signal se desvanecen (o autodestruyen) después de haber sido enviados y recibidos. Además, la aplicación ofrece bloqueo a través de un código PIN (número de identificación personal) o credenciales biométricas, como tu huella digital. También, se explica que el sistema es de código abierto, por lo cual es posible observarla y realizar verificaciones de su proceso y funcionamiento.
Enfocándose en el servicio, agrega que Signal no almacena información de los usuarios, salvo cuando se registra el número y sobre la última conexión. “En caso de que sus servidores sean vulnerados o bien se solicite información por la vía judicial, no hay registros del uso”, explica.
Con todos estos antecedentes sobre la mesa, ¿deberíamos limitar el uso de las aplicaciones más populares? El experto matiza los temores: “Es importante educarse en torno a la privacidad en entornos digitales y distinguir qué queremos utilizar”.
Para el analista de Derechos Digitales, la solución tampoco pasa por eliminar nuestras cuentas ni desinstalar estas herramientas de nuestros dispositivos. “No es viable abandonar las aplicaciones de mensajería instantánea, sino que entender cómo funcionan y utilizarlas con precaución”, finaliza.