El vuelo que Richard Branson realizó en julio al borde del espacio en una nave de Virgin Galactic pudo no haber sido del todo exitoso.
La Administración Federal de Aviación (FAA) abrió una carpeta de investigación en contra de la compañía por haberse desviado del espacio aéreo designado durante el vuelo.
Según un artículo de The New Yorker, los dos pilotos de la misión recibieron luces amarillas y rojas durante el vuelo que, según las fuentes de la investigación, los obligaba a abortar la misión.
El artículo indica que, durante el ascenso, el ángulo de la VSS Unity no era lo suficientemente vertical.
De acuerdo con el protocolo de la compañía aérea, los pilotos Dave Mackay y Michael Masucci tenían dos opciones en ese momento: podían apagar el motor y abortar el ascenso, o corregir la trayectoria de manera inmediata.
Ellos optaron por la segunda alternativa, aunque la vía más segura era haber abortado la misión.
Según Virgin, la desviación se debió a los fuertes vientos que soplaban a esa altitud, pero afirmaron que los pilotos pudieron actuar de manera correcta. Además, explicaron que la tripulación nunca estuvo en peligro.
La segunda irregularidad se produjo en el descenso, cuando la nave se salió por un breve lapso de su espacio aéreo designado.
Estos incidentes se suman a una serie de errores cometidos por Virgin Galactic. El más grave ocurrió en 2014 y le costó la vida a un piloto de pruebas. Luego de meses de investigación, se descubrió que el accidente se habría debido a un error de fabricación de la nave involucrada.