Un nuevo estudio efectuado por la NASA sobre rocas lunares, confirma la teoría de que la Luna fue creada luego de que otro planeta se estrellara contra una joven Tierra, lo que habría ocurrido hace miles de millones de años.
El equipo de la agencia espacial encontró estas pruebas para la teoría de la colisión, mientras realizaba un estudio que buscaba entender las diferencias en la composición química entre las rocas de la Tierra y la Luna.
Estas muestras lunares procedían de rocas recolectadas hace más de medio siglo por las misiones Apolo.
De acuerdo a los investigadores, la Luna fue muy diferente desde el comienzo, y esto se debería, muy probablemente, a la teoría del gran impacto.
«Hay una gran diferencia entre la composición elemental moderna de la Tierra y la Luna y queríamos saber por qué…Ahora sabemos que la Luna fue muy diferente desde el principio, y es probablemente debido a la teoría del impacto gigante», señaló el científico planetario Justin Simon en un artículo publicado en el sitio de la NASA.
El estudio también fue realizado junto a Anthony Gargano, ambos pertenecen a la división de Ciencias de Exploración e Investigación de Astromateriales de la agencia en el Centro Espacial Johnson en Houston, Texas.
Los resultados fueron publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences y la conclusión principal señala que el impacto entre dos planetas originó la formación del satélite natural de la Tierra.
Teoría sobre el gran impacto
La principal hipótesis que plantea la formación de la Luna surgió en 1974, ella propone que el origen se debió a una colisión entre la joven Tierra y un protoplaneta del tamaño de Marte, llamado Theia. El estudio muestra que Theia se formó en la misma órbita que nuestro planeta, pero 60 grados por delante.
Al crecer, Theia se volvió inestable y demasiado masivo para permanecer en la misma órbita de la Tierra, así que el impacto se volvió inevitable.
Se estima que el choque ocurrió hace 4.533 millones de años con un ángulo oblicuo a una velocidad de 40 mil kilómetros por hora, lo que terminó por destruir al protoplaneta.
La colisión dispersó magma y elementos químicos antes de volver a formarse en lo que hoy conocemos como la Tierra y la Luna.
En este nuevo hallazgo, los investigadores descubrieron que las rocas lunares tenían una mayor concentración de cloro pesado, mientras que las rocas terrestres resultaban más ricas en cloro ligero.
La teoría del gran impacto señalaba que tanto la Tierra como la futura Luna contenían una mezcla de cloro pesado y ligero. Sin embargo, a medida que los planetas volvían a unirse, la Tierra atrajo el cloro más ligero y vaporizado hacia sí misma.
Esto dejó a la Luna sin cloro ligero, además de otros elementos más fácilmente evaporables. “La pérdida de cloro de la Luna probablemente ocurrió durante un evento de alta energía y calor, lo que apunta a la teoría del gran impacto”, agregó Gargano.