Una nueva teoría publicada sugiere que el Sol pudo haber tenido en algún momento de la historia un gemelo de masa similar, como parte de un sistema binario en el que dos estrellas orbitan entre sí, según científicos de la Universidad de Harvard.
Según los investigadores, la colección de estrellas formada junto al Sol a partir de la misma nube densa de gas molecular podría explicar la Nube de Oort, tal como es posible verla en la actualidad.
La Nube de Oort está en el borde del Sistema Solar y contiene miles de millones de objetos fríos. La teoría popular asocia su formación a los escombros que quedaron durante la formación del Sistema Solar, donde los objetos fueron esparcidos a grandes distancias.
Sin embargo, un sistema binario podría ser la pieza que falta en el rompecabezas. Según el investigador Amir Siraj, no debería sorprender a los científicos, que han tenido dificultades para confirmar la relación entre los objetos del disco y los de la Nube de Oort.
Según los investigadores, un sistema estelar binario habría estado mejor equipado para atraer objetos distantes con su atracción gravitacional.
“El modelo binario ofrece una mejora y un refinamiento significativos, lo que parece obvio en retrospectiva: la mayoría de las estrellas similares al Sol nacen con compañeras binarias», explicó.
Si la Nube de Oort fuera capturada con la ayuda de un compañero estelar temprano, las implicaciones para la formación del sistema solar serían significativas.
Origen de la vida
Más que redefinir la formación del Sistema Solar, la evidencia de una Nube de Oort podría responder preguntas sobre los orígenes de la vida en la Tierra.
«Los objetos en la nube exterior de Oort pueden haber jugado un papel importante en la historia de la Tierra, como llevar agua a la Tierra y causar la extinción de los dinosaurios. Es importante comprender sus orígenes”, sostuvo Siraj.
El modelo también tiene implicaciones para el supuesto Planeta Nueve, que los investigadores creen que no es el único.
«El enigma no solo se refiere a la Nube de Oort, sino también a los objetos transneptunianos extremos, como el potencial Planeta Nueve. No está claro de dónde vinieron, y nuestro modelo predice que debería haber más objetos con una orientación orbital similar al Planeta Nueve”, añadió el investigador Avi Loeb.
La Nube de Oort, así como la ubicación propuesta del Planeta Nueve, están demasiado lejos del Sol, por lo que la observación y evaluación directas son un desafío para los investigadores.
¿Dónde está?
Si el Sol tuvo un compañero temprano que contribuyó a la formación del sistema solar exterior, su ausencia plantea la pregunta: ¿a dónde fue?
«El paso de estrellas en el cúmulo de nacimiento habría alejado al compañero del Sol a través de su influencia gravitacional», consideró Loeb.
Siraj fue más tajante: “El compañero perdido del Sol ahora podría estar en cualquier lugar de la Vía Láctea».