¿Es posible que la Estación Espacial Internacional (EEI) tenga arañas flotando libremente por todo el lugar? En realidad no. Solo son producto de la imaginación de una persona a bordo.
Megan McArthur, una astronauta de la NASA que forma parte de la tripulación de la EEI, compartió una reflexión este jueves sobre cómo instintivamente se puede “ver” arañas en cualquier objeto pequeño.
En su cuenta de Twitter, McArthur escribió: “¿No es extraño que después de 100 días en la Estación Espacial, al ver un pequeño trozo de pelusa o comida flotando, mi cuerpo siga reaccionando como: ‘¡ARAÑA!’, una fracción de segundo antes de que mi cerebro pueda intervenir con: ‘Relájate, estás en el espacio, ¿recuerdas? No hay arañas?’”.
Is it weird that after 100 days on @Space_Station, when I see a small piece of lint or food float by, my body still reacts like “SPIDER!!”🕷a split second before my brain can chime in with, “Relax, you’re in space, remember? No spiders.”?🕸
— Megan McArthur (@Astro_Megan) August 5, 2021
La reflexión de la astronauta muestra cómo algunas reacciones humanas que acostumbramos tener en la Tierra, por muy desapercibidas que pasen, se pueden quedar con nosotros incluso en el espacio.
Por otro lado, sí ha habido arañas en la estación antes, pero nunca sueltas. Eso es lo que afirmó la cuenta de la EEI de la NASA en Twitter, en respuesta a la publicación de la astronauta.
While there aren’t spiders up with you now, there have been spiders on station for research! Golden orb spiders were sent to space to study if and how arachnids spin their webs differently in microgravity. Educators can use this guide to explore the study! https://t.co/5L9oIVM9g6
— ISS Research (@ISS_Research) August 5, 2021
De acuerdo con la NASA, en 2011 fueron llevadas al espacio dos arañas de seda dorada (Nephila clavipes) con el objetivo de investigar cómo los arácnidos tejen sus redes al ser expuestos a la microgravedad y la radiación.
Los resultados de la investigación indicaron que las arañas se adaptaron de buena manera y que las telarañas se veían muy similares a las que producen en la Tierra, aunque sí tenían un aspecto más circular.
Si bien hoy día no hay arañas en la EEI que puedan preocupar a la astronauta, lo que sí hay a bordo son chipirones que brillan en la oscuridad y tardígrados (también conocidos como osos de agua). Estas pequeñas criaturas, que pueden sobrevivir en circunstancias extremas, fueron enviadas a la estación en junio de este año para ver cómo sobreviven y se reproducen en órbita.