En la región del río Drouzet en los Alpes franceses del sur un grupo de científicos logró encontrar un método insólito para detectar la tormenta solar más grande conocida que golpeó la Tierra hace más de 14.000 años, utilizando los anillos de crecimiento en árboles antiguos (pinos).
¿Cómo lo hizo?, el equipo de la Universidad de Leeds encontró carbono-14 (C14), el isótopo de carbono más raro del planeta, está formado principalmente por los rayos cósmicos emitidos por el Sol a través de erupciones solares y eyecciones de masa coronal que interactúan con la atmósfera de la Tierra.
El isótopo de carbono radiactivo puede ser absorbido por organismos vivos, como árboles, plantas y animales, a lo largo de su vida. Los científicos utilizan los niveles de C14 y su tasa de desintegración radiactiva para estimar cuánto tiempo ha estado muerto un organismo, un proceso llamado datación por radiocarbono. Pero la cantidad de C14 en ciertos organismos también puede reflejar qué tan abundante era el isótopo en la atmósfera y, por extensión, la cantidad de actividad solar presente en un momento dado.
Tim Heaton, profesor de estadística aplicada en la Universidad de Leeds y coautor del nuevo estudio publicado en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society A, comentó que, «Las tormentas solares extremas podrían tener enormes impactos en la Tierra. También crearían graves riesgos de radiación para los astronautas».
Una tormenta similar que golpee la Tierra en la actualidad probablemente dejaría fuera de servicio las comunicaciones por radio y los satélites, al tiempo que provocaría apagones generalizados.