En la galaxia de UHZ1, Akos Bogdan, del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica, y su equipo de investigación, descubrió con la visión de rayos X del telescopio Chandra, un agujero negro supermasivo en crecimiento, en la dirección del cúmulo de galaxias Abell 2744.
Se trata del agujero negro más antiguo del que se tenga registro en el universo. Se formó tan solo 470 millones de años después del big bang.
«Nos hizo falta el Webb para encontrar esta galaxia extraordinariamente distante y el Chandra para hallar su agujero negro supermasivo», explica Akos Bogdan.
El agujero negro, cuya masa se estima entre 10 y 100 millones de veces superior a la del Sol, podría ayudar a los astrónomos a comprender cómo los agujeros negros pueden alcanzar masas colosales en tan poco tiempo.
«Existen límites físicos a la velocidad a la que pueden crecer los agujeros negros una vez formados, pero los que nacen más masivos tienen una ventaja. Es como plantar un arbolito, que tarda menos tiempo en convertirse en un árbol de tamaño completo que si se empezara con una sola semilla», aclara Andy Goulding, de la Universidad de Princeton y coautor del trabajo.
Los hallazgos del equipo fueron publicados en la revista Nature Astronomy.